Corría el año 1875 y el teatro
Bolshoi de Moscú, le encargó a Piotr Ilich Tchaikovski la composición de un
ballet. La propuesta fue tomada con tal
entusiasmo, a pesar de que la paga era austera – unos 800 rublos – que en tan solo
un año la composición estaba lista. Su
Opus N° 20 – iba a ser su primer ballet.
La obra se estrenaría el 4 de
marzo de 1877 con coreografía original del checo Julius Reisinger que había
sido contratado por el teatro en 1873 como maestro para el ballet Bolshoi. Se piensa que el libreto fue escrito por
Vladimir Petrovich Béguichev, director del teatro en esa época y Vasily Geltser,
un bailarín del Teatro Imperial de Moscú.
Dos sobrinos del músico han aportado que ya en 1871, el compositor había
creado en su casa un pequeño ballet, que se llamaba el Lago de los Cisnes, que ya
incluía el tema del cisne o canción de los cisnes. También utilizó otros temas que había compuesto
para operas, como El Voivoda, que había abandonado en 1868 y Undina.
Si bien Tchaikovski, antes de
empezar a componer su Opus 20, estudio las composiciones de especialistas en música
para ballets como las composiciones del italiano Cesare Pugni o del austríaco
Leon Minkus, no estaba muy convencido de los tópicos que debían tener las
creaciones: una música ligera,
decorativa, melodiosa y rítmicamente clara.
No obstante supo incorporar la técnica
conocida como leitmotiv: asociando determinados temas con ciertos personajes o
estados de ánimo, una técnica que utilizaría en El lago de los cisnes, y más
adelante, en “La bella durmiente” y el ”Cascanueces”.
Más tarde al conocer las
canciones creadas por Léo Delibes, Adolphe Adam y Riccardo Drigo, expresó, que
si hubiera conocido antes esa música no se hubiera animado a escribir “El Lago
de los Cisnes”.
Si bien ahora resulta un honor
y la meta de muchos bailarines, el ser convocado para bailar esta obra, en
cualquiera de sus versiones, pero con esta música, lo cierto es que como muchas
obras geniales, comenzó con un rotundo fracaso. Rodeada de una pobre producción, fue
rechazada por el público y la crítica.
Parece que el coreógrafo y el músico trabajaron por separado y no
lograban ponerse de acuerdo. La música
de Tchaikovski resultó demasiado innovadora lo que desconcertó a Reisenger. No se conoce si hubieron instrucciones
precisas de parte del checo sobre las necesidades para la composición de la obra,
pero se supone que Tchaikovski debería saber qué tipos de danzas se
requerirían. De otras composiciones del
autor, se conservan instrucciones por escrito, entres sus papeles de trabajo,
pero no es el caso del “Lago de los Cisnes”.
Reisinger consideró que algunos números no eran aptos para el ballet,
dejó de lado algunas piezas y exigió cambios sobre la partitura ya
terminada. Incluso llegó a incluir
música de otros compositores para el montaje de las coreografías, pero tras la
protesta de Tchaikovski, tuvieron que ser restituídas.
Por otro lado la bailarina
Anna Sobeshchánskaya, descontenta con la coreografía y la música, hizo uso de
un recurso habitual de la época que era que se compusiera para ella una danza
hecha a medida, y solicitó al premier maitre de ballet de los Teatros
Imperiales de San Petersburgo, Marius Petipá coreografiase para ella un nuevo
pas de deux para sustituir el pas de six que funcionaba como Grand pas del
tercer acto, el autor de la música en este caso fue Leon Minkus, lo que hizo
que Chaikovski exigiera que la música debía ser suya. En la negociación, la bailarina aceptó el
cambio de música, pero el debió escribir un tema que se ajustara a la
coreografía de Petipá, y lo hizo trabajando sobre los ritmos y acentos del tema
de Minkus facilitando el trabajo sobre la coreografía que así no debía ser
ajustada. Sobeshchánskaya quedo tan bien
impresionada que le pidió que compusiera para ella una variación adicional.
Hasta 1953 se creyó que el pas
de deux original se había perdido, pero fue encotrado y recuperado, hoy se
conoce como Pas de Deux de Tchaicovski, y lleva coreografía de George
Balanchine.
A pesar de los esfuerzos de Joseph
Peter Hansen, el sucesor de Reisinger, para reflotar la obra, esta seguía
cosechando fracasos.
La primera gran repercusión
favorable llegó ocho años más tarde, en 1895, en la ciudad de San Petersburgo,
donde se reorganizaron las primeras ideas del músico, que sustituyó algunos
pasajes, y se compuso una nueva coreografía a cargo de Marius Petitpá y Lev
Ivanov. Lamentablemente Tchaikovski,
murió el 6 de noviembre de 1893. Y a
pesar de que las conversaciones para el montaje, comenzaron varios años antes,
no se sabe si el compositor llegó a revisar la partitura, lo cierto es que esa
tarea se atribuye a Riccardo Drigo con la autorización de Modesto Tchaikovski,
su hermano. Finalmente es esta partitura
la que usan la mayoría de las compañías para el montaje de la obra.
A partir de los años cuarenta
del siglo pasado comenzó a ser reconocida como paradigma del ballet
Si bien no se conoce
exactamente la fuente de inspiración para el texto de la obra, se sospecha que tiene
base en el cuento de origen alemán, “El Velo Robado” (Der geraubte Schleier) de
Johann Karl August Musäus. No obstante los
partidarios de que la obra tiene origen completamente nacional, sugieren que podría
tratarse del cuento popular ruso El Pato Blanco. Para profundizar la discusión, podríamos
decir que la obra podría también abrevar
en Ondina de Hans Christian Andersen, otro alemán, y en la vida de Luis II de
Baviera, el rey cisne, también alemán – aunque la obra se estrenara nueve años
antes de su trágica muerte en el lago de Stamberg.
Fuera de Rusia y los países del
Este, la obra suele presentarse en cuatro actos y cuatro escenas. En tanto dentro de Rusia y los
países del Este, se presenta en tres actos y cuatro escenas.
En algunas versiones se
incluye un prólogo – acompañada de la Obertura – en donde se muestra la
transformación de la princesa Odette en cisne que sucede en un bosque oscuro.
En el Acto I, dentro del
palacio, a veces en un parque, se celebra con gran pompa, el vigésimo primer cumpleaños
del Príncipe Sigfrido. La Reina Madre le
recuerda que debe escoger una esposa de entre las invitadas al cumpleaños la
noche siguiente, durante los festejos. El príncipe se agobia, sus amigos le
proponen ir de caza esa noche.
Durante el Acto II, la luna
ilumina al lago y a sus orillas se yergue un bosque y una capilla abandonada,
la casualidad separó a Sigfrido de sus amigos.
Cuando apunta con su ballesta a un cisne este se transforma en una
hermosa doncella llamada Odette, que le cuenta que ella y sus doncellas son víctimas
de un embrujo del mago – con forma de búho – Rothbart (Barbarroja).
Durante el día son cisnes y durante la noche recuperan la forma humana.
Y que la magia solo podrá romperse si alguien que nunca ha amado antes jura
amar a Odette siempre. De pronto aparece
Rothbart y Sigfrido trata de matarlo, pero Odette se lo impide porque si muere
quedará atrapada en su embrujo. Para
evitar que se produzca el amor, Rothbart transforma esa noche a todas en cisne.
Los amigos de Sigfrido que continúan con la caza intentan dispararles, Sigfrido
los detiene. Se queda a solas con Odette
y se juran amor eterno. Con la salida del sol, se transforman nuevamente en cisnes.
En el Acto III, continua la
fiesta y el príncipe debe elegir esposa.
Se presentan las jóvenes, pero Sigfrido las rechaza. La Madre se enoja. Llega un Barón desconocido, es Rothbart
disfrazado, con su hija Odile,
convertida en Odette. El Príncipe, cree
ver en el Cisne negro a Odette, que
luego aparece como una visión mágica para avisarle del engaño. Pero Sigfrido enceguecido no la registra. Elige a Odile, la Reina acepta y entonces el
mago – que ha ganado – revela su truco.
El Príncipe desesperado corre al lago.
El Acto IV se desarrolla a
orillas del lago. Odette llora
desconsoladamente, las doncellas intentan animarla. Sigfrido aparece y le implora su perdón. Rothbart insiste en que cumpla su promesa de
casamiento con Odile, de esa manera Odette será un cisne para siempre.
El Principe y Odette luchan en
vano contra Rothbart, entonces deciden suicidarse lanzándose al lago. Dicho sacrificio rompe el hechizo y convierte
a los cisnes nuevamente en doncellas.
Durante el amanecer se ven los espíritus de los enamorados subir al
cielo.
La obra suele presentarse con
varios finales alternativos.
Sigfrido arranca un ala a
Rothbart y este pierde los poderes. Se
casa con Odette.-
El verdadero amor del Principe
derrota la trampa del mago. Se casa con
Odette.
Sigfrido muere en la lucha.
Odette vuela al cielo.
La trampa del mago hace que
Odette quede cisne para siempre. Sigfrido queda solo en su dolor.
El amor hace romper el hechizo
pero el mago mal perdedor, levanta una tormenta y Sigfrido muere ahogado. Odette queda sola con su dolor.
Sigfrido lucha con Rothbart,
ambos se ahogan en el lago. Odette queda
como un cisne para siempre.
Fuente
Wikipedia El Lago de
los Cisnes
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