viernes, 17 de enero de 2020

Sobre el Lago de los Cisnes

Corría el año 1875 y el teatro Bolshoi de Moscú, le encargó a Piotr Ilich Tchaikovski la composición de un ballet.  La propuesta fue tomada con tal entusiasmo, a pesar de que la paga era austera – unos 800 rublos – que en tan solo un año la composición estaba lista.   Su Opus N° 20 – iba a ser su primer ballet.


La obra se estrenaría el 4 de marzo de 1877 con coreografía original del checo Julius Reisinger que había sido contratado por el teatro en 1873 como maestro para el ballet Bolshoi.  Se piensa que el libreto fue escrito por Vladimir Petrovich Béguichev, director del teatro en esa época y Vasily Geltser, un bailarín del Teatro Imperial de Moscú.  Dos sobrinos del músico han aportado que ya en 1871, el compositor había creado en su casa un pequeño ballet, que se llamaba el Lago de los Cisnes, que ya incluía el tema del cisne o canción de los cisnes.  También utilizó otros temas que había compuesto para operas, como El Voivoda, que había abandonado en 1868 y Undina.

Si bien Tchaikovski, antes de empezar a componer su Opus 20, estudio las composiciones de especialistas en música para ballets como las composiciones del italiano Cesare Pugni o del austríaco Leon Minkus, no estaba muy convencido de los tópicos que debían tener las creaciones: una música ligera, decorativa, melodiosa y rítmicamente clara.  No obstante supo incorporar la técnica conocida como leitmotiv: asociando determinados temas con ciertos personajes o estados de ánimo, una técnica que utilizaría en El lago de los cisnes, y más adelante, en “La bella durmiente” y el ”Cascanueces”.

Más tarde al conocer las canciones creadas por Léo Delibes, Adolphe Adam y Riccardo Drigo, expresó, que si hubiera conocido antes esa música no se hubiera animado a escribir “El Lago de los Cisnes”.


Si bien ahora resulta un honor y la meta de muchos bailarines, el ser convocado para bailar esta obra, en cualquiera de sus versiones, pero con esta música, lo cierto es que como muchas obras geniales, comenzó con un rotundo fracaso.   Rodeada de una pobre producción, fue rechazada por el público y la crítica.  Parece que el coreógrafo y el músico trabajaron por separado y no lograban ponerse de acuerdo.  La música de Tchaikovski resultó demasiado innovadora lo que desconcertó a Reisenger.  No se conoce si hubieron instrucciones precisas de parte del checo sobre las necesidades para la composición de la obra, pero se supone que Tchaikovski debería saber qué tipos de danzas se requerirían.  De otras composiciones del autor, se conservan instrucciones por escrito, entres sus papeles de trabajo, pero no es el caso del “Lago de los Cisnes”.  Reisinger consideró que algunos números no eran aptos para el ballet, dejó de lado algunas piezas y exigió cambios sobre la partitura ya terminada.  Incluso llegó a incluir música de otros compositores para el montaje de las coreografías, pero tras la protesta de Tchaikovski, tuvieron que ser restituídas. 

Por otro lado la bailarina Anna Sobeshchánskaya, descontenta con la coreografía y la música, hizo uso de un recurso habitual de la época que era que se compusiera para ella una danza hecha a medida, y solicitó al premier maitre de ballet de los Teatros Imperiales de San Petersburgo, Marius Petipá coreografiase para ella un nuevo pas de deux para sustituir el pas de six que funcionaba como Grand pas del tercer acto, el autor de la música en este caso fue Leon Minkus, lo que hizo que Chaikovski exigiera que la música debía ser suya.  En la negociación, la bailarina aceptó el cambio de música, pero el debió escribir un tema que se ajustara a la coreografía de Petipá, y lo hizo trabajando sobre los ritmos y acentos del tema de Minkus facilitando el trabajo sobre la coreografía que así no debía ser ajustada.  Sobeshchánskaya quedo tan bien impresionada que le pidió que compusiera para ella una variación adicional.

Hasta 1953 se creyó que el pas de deux original se había perdido, pero fue encotrado y recuperado, hoy se conoce como Pas de Deux de Tchaicovski, y lleva coreografía de George Balanchine.


A pesar de los esfuerzos de Joseph Peter Hansen, el sucesor de Reisinger, para reflotar la obra, esta seguía cosechando fracasos.

La primera gran repercusión favorable llegó ocho años más tarde, en 1895, en la ciudad de San Petersburgo, donde se reorganizaron las primeras ideas del músico, que sustituyó algunos pasajes, y se compuso una nueva coreografía a cargo de Marius Petitpá y Lev Ivanov.  Lamentablemente Tchaikovski, murió el 6 de noviembre de 1893.  Y a pesar de que las conversaciones para el montaje, comenzaron varios años antes, no se sabe si el compositor llegó a revisar la partitura, lo cierto es que esa tarea se atribuye a Riccardo Drigo con la autorización de Modesto Tchaikovski, su hermano.  Finalmente es esta partitura la que usan la mayoría de las compañías para el montaje de la obra.

A partir de los años cuarenta del siglo pasado comenzó a ser reconocida como paradigma del ballet

Si bien no se conoce exactamente la fuente de inspiración para el texto de la obra, se sospecha que tiene base en el cuento de origen alemán, “El Velo Robado” (Der geraubte Schleier) de Johann Karl August Musäus.  No obstante los partidarios de que la obra tiene origen completamente nacional, sugieren que podría tratarse del cuento popular ruso El Pato Blanco.  Para profundizar la discusión, podríamos decir que  la obra podría también abrevar en Ondina de Hans Christian Andersen, otro alemán, y en la vida de Luis II de Baviera, el rey cisne, también alemán – aunque la obra se estrenara nueve años antes de su trágica muerte en el lago de Stamberg.

Fuera de Rusia y los países del Este, la obra suele presentarse en cuatro actos y cuatro escenas.  En tanto dentro de Rusia y los países del Este, se presenta en tres actos y cuatro escenas.
En algunas versiones se incluye un prólogo – acompañada de la Obertura – en donde se muestra la transformación de la princesa Odette en cisne que sucede en un bosque oscuro.


En el Acto I, dentro del palacio, a veces en un parque, se celebra con gran pompa, el vigésimo primer cumpleaños del Príncipe Sigfrido.  La Reina Madre le recuerda que debe escoger una esposa de entre las invitadas al cumpleaños la noche siguiente, durante los festejos. El príncipe se agobia, sus amigos le proponen ir de caza esa noche.

Durante el Acto II, la luna ilumina al lago y a sus orillas se yergue un bosque y una capilla abandonada, la casualidad separó a Sigfrido de sus amigos.  Cuando apunta con su ballesta a un cisne este se transforma en una hermosa doncella llamada Odette, que le cuenta que ella y sus doncellas son víctimas de un embrujo del mago – con forma de búho – Rothbart  (Barbarroja).  Durante el día son cisnes y durante la noche recuperan la forma humana. Y que la magia solo podrá romperse si alguien que nunca ha amado antes jura amar a Odette siempre.  De pronto aparece Rothbart y Sigfrido trata de matarlo, pero Odette se lo impide porque si muere quedará atrapada en su embrujo.  Para evitar que se produzca el amor, Rothbart transforma esa noche a todas en cisne. Los amigos de Sigfrido que continúan con la caza intentan dispararles, Sigfrido los detiene.  Se queda a solas con Odette y se juran amor eterno. Con la salida del sol, se transforman nuevamente en cisnes.

En el Acto III, continua la fiesta y el príncipe debe elegir esposa.  Se presentan las jóvenes, pero Sigfrido las rechaza.  La Madre se enoja.  Llega un Barón desconocido, es Rothbart disfrazado,  con su hija Odile, convertida en Odette.  El Príncipe, cree ver en el Cisne negro  a Odette, que luego aparece como una visión mágica para avisarle del engaño.  Pero Sigfrido enceguecido no la registra.  Elige a Odile, la Reina acepta y entonces el mago – que ha ganado – revela su truco.  El Príncipe desesperado corre al lago.  

El Acto IV se desarrolla a orillas del lago.  Odette llora desconsoladamente, las doncellas intentan animarla.  Sigfrido aparece y le implora su perdón.  Rothbart insiste en que cumpla su promesa de casamiento con Odile, de esa manera Odette será un cisne para siempre.

El Principe y Odette luchan en vano contra Rothbart, entonces deciden suicidarse lanzándose al lago.  Dicho sacrificio rompe el hechizo y convierte a los cisnes nuevamente en doncellas.  Durante el amanecer se ven los espíritus de los enamorados subir al cielo.

La obra suele presentarse con varios finales alternativos.

Sigfrido arranca un ala a Rothbart y este pierde los poderes.  Se casa con Odette.-
El verdadero amor del Principe derrota la trampa del mago.  Se casa con Odette.
Sigfrido muere en la lucha. Odette vuela al cielo.
La trampa del mago hace que Odette quede cisne para siempre. Sigfrido queda solo en su dolor.
El amor hace romper el hechizo pero el mago mal perdedor, levanta una tormenta y Sigfrido muere ahogado.  Odette queda sola con su dolor. 
Sigfrido lucha con Rothbart, ambos se ahogan en el lago.  Odette queda como un cisne para siempre.



Fuente

Wikipedia El Lago de los Cisnes

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