domingo, 27 de enero de 2019

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Esperando la Carroza, se estrena originalmente como obra teatral en Montevideo en 1962. En 1972 se la puede ver en formato televisivo, dentro del ciclo Alta Comedia de canal 9 de Buenos Aires. En 1975 de la mano de Villanueva Cosse se estrena en el “Teatro del Centro” de la ciudad de Buenos Aires y de la mano de Rubens Correa se vuelve a representar en 1979.  Más tarde en 1985 llega a la pantalla gigante, con dirección de Alejandro Doria, donde a pedido del director, el autor, amplificó el personaje de Mama Cora, que en la pieza teatral era mucho menor.

Compartimos aquí, esta versión cinematográfica, de excelente factura, que nos permitirá entender los conceptos de dramaturgia que trabajamos a diario en el taller, y adentrarnos en la composición de personajes, ya que estos además de estar encarnados, tanto en los roles principales como en los secundarios, por actores de primer nivel con amplia trayectoria en la profesión, abarcan todo el espectro de la sociedad actual y revelan, en tono cómico, los defectos de cada uno. 





La casa donde transcurren las escenas principales se encuentra en la calle Echenagucía 1232, CABA, fue declarada Patrimonio Cultural de la Ciudad, desde 2011.  Sus dueñas, participaron como extras, junto a otros vecinos del barrio, en las escenas correspondientes al velorio.  

A pesar de la malas críticas que recibió en cada estreno, supo encontrar un lugar en el corazón de todos los habitantes, a ambas orillas del Río de la Plata. 

Su autor Jacobo Langsner, nacido originalmente en Rumania en 1927 y radicado en Montevideo desde sus tres, tuvo una amplia participación en el quehacer teatral uruguayo, siendo esta su primer obra estrenada por la Comedia Nacional.  Se muda a la capital argentina en 1958, aunque vive siete años en Madrid entre 1975 y 1982.  Hacedor de un refinado y agudo “grotesco criollo” supo decir en una entrevista que “El punto esencial de lo que escribo se apoya en la hipocresía de la clase media a la que pertenezco».  Hecho que se manifiesta claramente en cada uno de los personajes de esta historia y en cada réplica que estos dicen, que se han convertido en intertexto del lenguaje habitual de la población.

Alejandro Doria, el director de esta pelicula, nació en Martinez, provincia de Buenos Aires, el 1 de noviembre de 1936 y falleció el 17 de junio de 2009.  Fue actor, director de teatro, cine y televisión.  Obtuvo varios premios a lo largo de su carrera, entre ellos el Goya y Colón de Plata, por “Las Manos”, Condor de Plata, por “Darse Cuenta” (guion de Jacobo Langsner), Premio Ecuménico, por “La Isla”.  Y varios premios Konex, (dos de platino). 

Una oportunidad para volverla a ver.

Fuente:
Wikipedia
Esperando la Carroza, la película
Esperando la Carroza, obra de teatro
Jacobo Langsner
Alejandro Doria

sábado, 19 de enero de 2019

El Plan de Dirección

A la hora de llevar adelante una obra de teatro, cada Director necesitará establecer un plan para concretarla y una estrategia para comunicarlo.  Este plan dependerá de varios factores,  entre los que no está ajeno, el punto de partida.  Hemos hablado sin profundizarlo, en el artículo concerniente a Los Roles en las Compañías de Teatro de los distintos lugares que el Director puede ocupar, dependiendo de la contratación o las necesidades del grupo al que va  a dirigir.

Cuando decimos punto de partida, estamos hablando de si el grupo está conformado o no; si la obra esta elegida o debe elegirse; si la obra está escrita o se escribirá durante el proceso de ensayos; o si hay que trabajar de acuerdo a una premisa previa.

Si el grupo no está conformado previamente, estamos hablando de un proyecto que se inicia en la persona del Director, o en el de un Productor que busca a un Director.  Es probable que alguno de estos tenga una idea que quiera plasmar o se haya enamorado de un texto que quiere llevar a la escena.  En este caso el Plan, tendrá en cuenta las necesidades del grupo a conformar: convocatorias a los distintos artistas, procesos de castings, etc.

Cuando el grupo está conformado, y convocan a un Director, se deberá incluir en la concepción del Plan, las necesidades de dicho grupo, y revisar si este está completo para llevar adelante lo que se propone, o habrá que solucionar las carencias.   De todas maneras es conveniente siempre acordar las condiciones en que se llevarán adelante todas las actividades.

Si la obra esta elegida previamente, será importante saber si se cuenta con la debida autorización del autor para llevarla a cabo, y cómo se financiaría el proyecto.  Recordemos que el conjunto de recursos de los que puede disponer un grupo, no se agota en el dinero del que puedan contar.  Hay muchas cosas que se consiguen, se reciclan, se negocian, o se prestan.

Si la obra no está elegida todavía, entonces habrá primero un proceso de búsqueda y selección y es posible que durante el tránsito de este proceso, hasta se modifique el grupo.  Con lo cual empezamos a ver qué tan complejo puede ser este Plan y la necesidad de dividirlo en tramos, que puedan ser revisables y replanificables.  Para este proceso de búsqueda y selección de la obra, se deberá definir qué se busca, en cuanto a cantidad de personajes, estilo de obra, temas, etc, y quiénes serán esos responsables de la búsqueda, en dónde se buscará y quién lo hará en cada lugar, establecer un tiempo de entrega de la tarea y/o monitorear con alguna frecuencia estipulada, el avance del proceso.

A veces se tiene una idea de lo que se quiere hacer, o existe una premisa sobre la que trabajar, por ejemplo para participar de un evento; pero el texto todavía no ha sido escrito, o ya está escrito pero hay que hacer una adaptación, para lo cual será necesaria la participación de un dramaturgo. Este puede ya estar involucrado en el grupo, o habrá que buscarlo, o será el mismo Director que se haga cargo del rol.

Vayamos al caso en que el grupo ya está conformado, la obra escrita y elegida.

El Director comenzará por realizar un análisis de la obra, con el objeto de abordarla y hacerla propia.  Desde este blog recomendamos que el análisis se haga por lo menos con El Método del Análisis Estructural(en algún momento publicaremos otros, pero este es lo suficientemente bueno).  Con su análisis hecho, estará en condiciones de explicar y defender, de qué trata la obra, - qué pasa y cómo pasa - esbozando una sinopsis,  y tener bocetados los perfiles de los personajes para discutirlos con los actores que vayan a interpretarlos, teniendo presentes sus superobjetivos.

No es necesario que tenga una idea completa de cada cosa, no se espera que tenga todas las respuestas.  Pero si tiene que ser claro con lo que quiere transmitir, definiendo la “Materialidad”.  Es probable (y muy saludable) que la devolución por parte del Talento y el Crew respecto de sus propuestas, potencien y terminen de definir su concepción final.

La “Materialidad” es la forma en que finalmente la idea del Director sobre la obra, se expresa en el escenario – incluyendo todos los niveles del entorno – a través de los lenguajes no verbales. 

La “enunciación de la materialidad” se hace mediante la definición de una frase, que no intenta reflejar un concepto intelectual acerca de la obra, sino sensorial.  La frase debe ser elaborada de manera que permita la concepción de imágenes sinestésicas.  Sirve de referente para que el resto del equipo incluyendo a los actores, se inspiren para lograr esa construcción.  (El cuerpo del actor es la materialidad más codiciada).   

Si dijéramos que la obra transcurre en “un leve laberinto lábil”, la frase nos ofrece ideas que podrían asociarse a: búsqueda, encierro, complejidad, confusión, fragilidad, inestabilidad, cosas efímeras, una paleta de colores fríos, etc.  

No alcanza entonces, con pretender transmitir el texto crudo de la obra, y que la idea de lo que se quiere decir con la puesta aparezca durante el proceso, ya que un buen texto siempre tiene posibilidades de ser resignificado, inclusive sin cambiar ninguna de las palabras escritas por el autor.  No teniendo en claro esto, se corre el riesgo de estar a la deriva respecto del concepto a transmitir, posibilitando una puesta que se contradiga a sí misma.

Las resignificaciones en estos casos se dan por las acciones que acompañan a los actores al decir sus réplicas, la construcción de las relaciones entre los personajes que también se expresan por las acciones que estos realizan cuando interactúan entre sí, y al resto de los lenguajes que atraviesan a la puesta en escena (escenografía, vestuario, luces, etc.). 

Cuando la enunciación de la materialidad es fuerte, guiará a todos en la concepción y construcción de sus trabajos. Y este hecho impactará en la necesidad, o no, de la presencia del resto del equipo a todos, o a solo algunos de los ensayos con los actores.

Ahora que el Director, sabe lo que quiere y necesita, es hora de pensar con respecto a los actores, en la definición del “Plan de Ensayos”: lugar, duración, frecuencia, horizonte de estreno, quiénes deben asistir en qué momento, si habrá o no un trabajo previo antes de zambullirse en la obra propiamente dicha.  Con respecto a la producción y al equipo: revisar ”Presupuestos”, y estableciendo un “PERT, coordinar tiempos de entrega de los materiales críticos que se necesitarán para ensayar – es muy difícil plantear una coreografía, sin la música con la que se bailará, por ejemplo – plantear las reuniones de avances, las pruebas, evaluarlas.  También armar su equipo con sus asistentes, detallarles su tarea, compartiendo el “Plan de Ensayos” y el “PERT”), etc.

Saber cuál es el plan comercial, aunque no haya expectativas de lucro, puede influir en algunas definiciones.  Por ejemplo si se pretende ir de gira, podría cambiarse la concepción escenográfica. 

Si la puesta debe ser al aire libre en un espacio abierto, seguramente haya que empezar de nuevo en las búsquedas de la materialidad, ya que iluminación y sonido cambian completamente sus parámetros con respecto a las salas teatrales.

Si la obra está enfocada a un público determinado o el proyecto pretende alcanzar determinados objetivos, constituyen limitaciones que exigen más de nuestra creatividad como Directores y que nos llevará a investigar lo desconocido para afrontar la experiencia.

viernes, 11 de enero de 2019

Lecturas - CANCHA CON NIEBLA - Jorge Dubatti sobre Ricardo Bartis


Ricardo Bartis es actor, director, dramaturgo y maestro.
Desde los noventa se convirtió en la referencia obligada del teatro rioplatense actual.  Las obras más vistas de la cartelera porteña tenía, por esa época, siempre a algún discípulo suyo como protagonista. Y hoy todavía su influencia se ve con fuerza sobre las tablas.

Con “Postales Argentinas” comenzó un proceso de renovación de la escena, que luego se transmitiría al resto de la comunidad artística, donde la palabra volvía a tomar relevancia.

Basado en el principio de que una obra de teatro es lo que sucede en escena en el acto del convivio, se ha negado como Tato Pavloski, con quien compartió varias creaciones, a la escritura de sus textos, porque el teatro escrito, no es teatro, sino literatura.

Tiene la particularidad de explicar a este arte dramático con metáforas futboleras, tanto que su escuela se llama el Sportivo Teatral, y quizás sea esa la razón de que los conceptos puedan ser tan bien asimilados por todos. No es difícil entender que los dos mismos equipos en la cancha, no juegan el segundo partido igual que el primero.

A Jorge Dubatti, no le fue fácil la factura de este libro, que reconstruye la bitácora del trabajo de Bartis, en su rol de director de sus creaciones – incluyendo el texto de las obras –desde la nombrada “Postales argentinas” (1988),  hasta “Donde más duele” (2003), fecha en que se publica esta recopilación, pasando por “Hamlet o la guerra de los teatros” (1991), “Muñeca”(1994) , “El Corte”(1996), “El pecado que no se puede nombrar” (1998).  El material se completa con textos teóricos del investigador y opiniones de la prensa o de especialistas en la materia.

Cabe destacar que el dramaturgo trabajó en estos años sobre materiales de Shakespeare, Discépolo, Arlt y Tirso de Molina, entre otros, rescatando además las creencias populares sobre los motivos planteados por los autores clásicos.

Se podrá encontraren estas páginas, la forma en que abordaba los temas, sus métodos de trabajo para con el mismo y para con los actores, sus opiniones, sus apuntes, los planteos de trabajo para los ensayos, su ojo para descubrir el emergente, la traducción a una forma espectacular de sus ideas, etc.  Una expresión genuina del modelo de director actual.   

La lectura de este libro nos permite acercarnos a la obra – con las limitaciones planteadas a priori, “desde la literatura” – de este excelente artista, pero también descubrir a su investigador y a un movimiento teatral digno de haber sido vivido.