“Volpone o El Zorro”, es una
obra escrita por Ben Jonson en 1605 o 1606 y publicada en 1607. Son junto con “El Alquimista” (1610), sus dos
obras más festejadas, sin embargo,
Jonson comenzó a ser conocido mucho antes, a partir del estreno de “Cada Hombre
en su Humor” (1598), estrenada por la compañía de William Shakespeare, en donde
El Bardo también encarnó a uno de los personajes.
En 1995, el Teatro Municipal
General San Martin, puso en escena una versión libre, dirigida por David Amitín
y protagonizada primero por Pepe Soriano – reemplazado luego por Juan Carlos
Gene – y Alberto Segado. Esta versión
escrita por Mauricio Kartún y David Amitín y publicada en la revista DramáticaLatinoamericana de Teatro / Celcit n° 16, es la que analizaremos a continuación.
Escrita en un castellano
coloquial neutro, bien alejado de nuestro rioplatense, permite generar un clima
de otro tiempo y otro lugar. Respeta los
cinco actos de las comedias de la época y la estructura procesal que se esconde
en ellos, sin incluir ningún dispositivo moderno, reforzando la sensación de
que estamos frente a una obra del siglo XVII (a pesar de que la sitúan en el
siglo XVIII).
Jonson se caracterizó por la
crítica a la sociedad en la que le tocó vivir.
La obra habla sobre la codicia y la ausencia de límites a la hora de
elegir los medios que permitirán obtener los bienes (incluyendo sus apetitos
sexuales) deseados por los personajes, lo que abarca a todo el espectro social
sin excepciones. También aborda la doble
moral, como herramienta para esconder esa codicia.
Los nombres de los personajes,
casi todos referidos a animales y en un idioma italiano deformado, esconden la
idea que los humanos tenemos o asociamos a cada uno de ellos. Así, Volpone,
volpe es Zorro y por consiguiente astuto; Mosca a mosca, molesto, insistente; Doña
Luppa, Lupo es lobo/a, tenaz y temible; Corvino, Corvo, es cuervo, oscuro y
carroñero; Corbaccio corbo, es una ave de la familia de los cuervos, llamada corbo
en castellano también; Farfallone, Farfalla es mariposa; Castrone, remite a
cordero o caballo castrado, principalmente la idea de animal castrado, también se
puede llamar así a una persona sin luces o estúpida. Nanno podría referirse a enano, Bonario, es
bondadoso, Voltore, Volto puede ser cara, máscara o hipócrita y avvoltoio, significa
buitre.
Los personajes se agrupan
primeramente alrededor del protagonista, sus fieles (o no tanto) servidores,
que hasta cierto momento de la historia, lo ayudan y protegen, ellos son Mosca,
Farfallone, Castrone y Nanno. Mosca es
el servidor principal, el pollo de Volpone, su aprendiz que por momentos supera
al maestro, mientras que Nanno, no tiene textos, y aparece muchas veces desaprobando
lo que sucede o hacen los integrantes de su grupo de pertenencia, y es el único
que al final continua sirviendo a Volpone, o por lo menos hasta el último
momento que registra la obra. Luego se
agrupan, los que quieren ser sus herederos: Voltore, Corbaccio, Corvino y Doña
Luppa. Por otro lado: Los enamorados que
desatan la tormeta: Celia, su criada Viola y Bonario. Otro grupo, es el que la
complica: Los guardias y los jueces. Y finalmente El Presidente del Tribunal.
La obra se inicia en la casa
de Volpone, que sentado en la cama cuenta las monedas de oro que guarda en un
arcón, (producto de la estafa que pergeña prometiéndoles a sus benefactores que
serán, cada uno de ellos, el único heredero de su fortuna cuando la enfermedad
terminal que dice sufrir lo aparte de este mundo).
En cada acto está presente algún tipo de estafa y la tensión oscila en
si esa estafa se concretará o no. La
última imagen, ya en el epílogo, es la del Presidente del Tribunal, sentado en
el sillón de Volpone, soberano de todas sus riquezas, como la alegoría del “pez
grande que se come al pez chico”.
En el primer acto se presentan
todos los personajes que constituyen las víctimas directas de Volpone, todas
personas codiciosas, dispuestas a pagar altos precios para quedarse con la
herencia del protagonista. Este primer
acto se estructura de manera radial, donde cada víctima hace su presentación
frente a Volpone en forma secuencial, prácticamente sin cruzarse entre
ellos. Cada uno, aporta una
característica propia que sirve a la funcionalidad del desarrollo de la trama:
Uno es abogado, lo necesitará cuando lo lleven a juicio, otro tiene un hijo con
el que no se lleva bien, una acción de este hijo resultará la bisagra para el
inicio de la ruina de Volpone; otro está casado con la mujer más bella y
codiciada de Venecia, codicia que se extiende a nuestro protagonista y es el
motivo fundamental por el que su plan original se desbarata. Finalmente Doña Luppa que ya enviudó por
cuarta vez, quiere tenerlo como quinto marido.
Este último personaje – que no integra la trama principal – funciona
como acrecentador de los conflictos existentes, ya que aparece como un estorbo
en los momentos en que los protagonistas necesitan avanzar con las acciones
para alcanzar sus fines, logrando un eficiente efecto humorístico. A diferencia de los personajes masculinos, los
personajes femeninos no aparecen físicamente durante el primer acto.
El segundo acto transcurre en
la casa de Corvino y su esposa Celia. Se
inicia con ella y su criada espiando por la ventana, acción que el celoso de su
marido no consciente. Se anticipa la
llegada de un doctor (aunque el que llegue no será el verdadero) y se confirma,
para el público, que el hijo de Corbaccio, Bonario, está detrás de Celia y que
esta no lo corresponde. El dueño de casa
llega y sorprende a las mujeres en infracción, situación que pone en discusión
al matrimonio. Pero por la ventana
también aparece el servidor de Volpone, Mosca, creyendo que este trae la
noticia tan esperada, lo hace pasar y con el mensaje de Mosca, se inicia la
estafa correspondiente a este segundo acto, en la que Volpone se hará pasar por
médico, para examinar a Celia y proponer que entregue su virtud para la
sanación o desgracia del moribundo Volpone.
El dispositivo que se usa para estructurar el relato es el disfraz o
travestismo (aunque en este caso sin cambio de género) un recurso muy usado en
las comedias renacentistas. Por otro
lado la discusión con su mujer acentúa el conflicto a la hora de pedirle –
luego de una gran negociación consigo mismo – que se entregue a Volpone. La obra aprovecha ahí y en el principio del
tercer acto, y luego durante los juicios, para ejercitar una defensa de la mujer,
en la que se ve cómo – en una sociedad machista - le avasallan todos sus derechos.
En el tercer acto, se lleva
adelante la escena obligatoria, el
encuentro a solas entre Volpone y Celia, que no sale como se espera y aparece el
hijo de Corbaccio para rescatarla.
Bonario llama a los guardias y acusa a Volpone de abusar contra Celia.
Se suman los servidores de Volpone, el marido de Celia, y el padre de
Bonario. Se dicen verdades que no son
creídas, por no sonar verosímiles y mentiras que si lo son, terminando todos en
un juzgado para determinar si hubo o no delito.
Hábilmente, Mosca convence a cada “heredero” de ayudar a nuestro
protagonista para que el plan continúe como hasta ahora. Volpone que no confía en las luces de sus presuntos
herederos, se tiene más fe sobornando a los jueces.
En el cuarto acto, se produce
el juicio, cada personaje se muestra en la expresión más profunda de su
carácter, los virtuosos como tales y los otros en sus peores bajezas. Los alegatos permiten tergiversar las cosas
de una manera que los acusadores pasan a ser los únicos culpables y son severamente
condenados. De todos modos, Corvino,
también soborna a los jueces para que liberen a su mujer.
Quinto Acto. Volpone ha conseguido librarse de una
situación muy pesada, pero engolosinado con su impunidad y sus victorias,
vuelve a subir la apuesta. Lejos de
tomar el consejo de Mosca de retirarse de la ciudad y desaparecer, decide
continuar divirtiéndose, pero esta vez ya no se saldrá con la suya porque se
olvida que ya no juega con sus inocentes estafados, sino con estafadores de
otra índole, poseedores de un poder superior.
Una serie de acciones narradas en didascalias indirectas permite al
inicio de este acto sospechar de la trampa en la que los estafadores caerán
estafados. Volpone quiere darse por muerto para reírse de sus aspirantes a
herederos, fragua un certificado de defunción y firma un testamento
beneficiando a Mosca, sin que este se entere aún. Cuando sus servidores desparraman la noticia
por la ciudad, inmediatamente llegan a la casa todos los interesados. Se descubre que Mosca es el heredero y este
planea dar por efectivamente muerto a Volpone, cuando descubre la inmensa
fortuna que le correspondería y la posibilidad real de quedarse con todo. Su amo, enojado se presenta y devela cada una
de las trampas que se fueron construyendo durante la obra. Los interesdos en heredarlo pretenden demandarlo,
ahora todos son probos y tienen pena por los injustamente sentenciados. Si el dinero no va a ser de ellos, entonces
que tampoco sea de los estafadores. La
justicia en una primera instancia favorece a Mosca, quien nuevamente ha
adornado a los jueces para salirse con la suya, pero la llegada del Presidente
del Tribunal, les da todos una segunda oportunidad. Oportunidad que el mismísimo presidente
aprovecha para favorecerse a si mismo.
Mosca, es condenado a prisión perpetua, Volpone al ostracismo, y los
supuestos herederos a trabajos forzados, los inocentes no recuperan su honor y
el Presidente del Tribunal se queda con todo.
Una fina conclusión sobre las
sombras del poder, las relaciones sociales y la política.
El texto original de la obra se puede descargar gratuitamente desde la pagina del Celcit https://www.celcit.org.ar/