Zulema Galperín participó durante 1997 del taller de Entrenamiento Teatral dictado en el Teatro Regio, espacio que funcionó como centro cultural solamente dos cuatrimestres durante ese año, y luego sus talleres fueron absorbidos por el Circuito Cultural Palermo Chacarita, hoy llamado Centro Cultural Tato Bores.
A poco tiempo de darle un giro a su vida, lista para transitar las asignaturas pendientes, se incorpora al taller con el deseo de iniciar una nueva carrera como actriz. La felicitamos por tantos logros y compartimos un pequeño tráiler de sus trabajos como actriz
La Abuela Cocainómana, es el personaje que la hizo popular dentro del ciclo televisivo de Sebastíán Préstico "De Presta Show".
Entre sus trabajos teatrales, figuran Fango Negro (un policial que se jugaba dentro de un colectivo) y Motivos para Levantarse por la Mañana.
Transcribimos un reportaje que le hizo el diario la Voz del Interior, por la repercusión de su personaje.
La voz del Interior.
Dura de Domar
Con casi 80 años, Zulema
Galperín supera la prueba de la TV en vivo con la abuela cocainómana, una
octogenaria políticamente incorrecta que sale al aire y sin red con Roberto
Pettinato.
Con casi 80 años, Zulema Galperín
supera la prueba de la TV en vivo con su personaje, una abuela
incorregible.
No hace mucho, un amigo le
preguntó a Zulema: - ¿Pero vos consumís droga de verdad en televisión? -
¿Pero vos sos boludo? – contestó ella. ¿Cómo vas a pensar eso en serio?
La confusión radica en el
personaje que Zulema interpreta todas las noches en el programa Duro de Domar,
en el que hace de una abuela con adicción a la cocaína.
El tiempo en televisión es
tirano y, para ajustarse a esa cronometría de crueldad, los programas suelen
tener ritmos vertiginosos. En ese
aquelarre de histerias contrarreloj, tal vez uno de los productos más
acelerados sea el que conduce el eléctrico Roberto Pettinato, rey indiscutido
de la verborragia y la rapidez mental.
El formato del ciclo se vale de una aplicación quirúrgica de efectos de
sonido que acentúan la intervención de los panelistas y de un catálogo de
personajes bizarros que intervienen de distinta manera.
Desde hace un tiempo, uno de
esos personajes que interactúan con el conductor de manera intermitente es
Zulema, la señora mayor que cada tanto agacha la cabeza y esnifa un polvillo
blanco de una bandeja: la “abuela cocainómana”.
Con casi 80 pirulos, Zulema
Galperín va camino a convertirse en una figura de culto. La abuela cocainómana es intolerante,
desfachatada y no tiene pelos en la lengua.
Toda vez que el conductor le pide una reflexión, la abuela puede salir
con cualquier cosa. Eso, mientras alinea
prolijamente la sustancia en una bandeja con una tarjeta de crédito.
Vieja careta
El personaje que compone
Zulema nació en otro espacio del programa, craneado por el multifacético
Sebastián Presta, el muchacho que es una usina de ideas que hoy por hoy bien
podrían funcionar como un programa aparte.
“El personaje surgió – cuenta la
abuela – porque un chico que es un
desastre no es novedad, en cambio una abuela que se supone que teje calcetas en
este estado, no es para nada común. Yo
me divierto muchísimo haciéndolo, tengo que hacer un esfuerzo para no reírme,
porque se supone que soy malhumorada.
Pero voy a cumplir 80 y me siento bárbara, una tienen que tener
proyectos. Me tiraron las cartas y salió
que tengo genes de adolescente, debe ser eso”, resume.
Zulema se dedica hace veinte
años a la actuación, pero este es el primer papel con protagonismo marcado en
televisión que le ha tocado interpretar.
Antes de actuar, la abuela fue secretaria de tres integrantes de la
familia de Daniel Scioli, en un negocio de artículos del hogar que la familia
del deportista devenido político tenía en Villa Crespo. Pero su inclinación por las artes andaba
dando vueltas: su hija es bailarina y su hijo fotógrafo. “Al principio estaban todos horrorizados con
el personaje – relata – fue muy cómico, después de nos divertimos. Aunque a veces me hacen decir cada cosa y en
cada situación... Los otros días tuve
que hacer una escena con un señor que había tomado viagra y whisky, ¿te
imaginás?
Abuela coca
Zulema se reconoce gran
observadora, tanto para copiar los hábitos de los jóvenes como de los viejos,
con quienes se identifica. “En el
programa me dan un guión pero yo aparte observo mucho, como caminan las viejas
¡por qué yo no me siento así! Todo eso
me ayuda a componer el personaje”, confiesa.
Zulema llegó al programa de la
mano de una amiga que ya había participado en algunos sketches de “Préstico”
(bloque a cargo de Sebastián Presta).
Buscaban una señora mayor que fuera “puteadora”. En eso si me parezco al personaje – reconoce -. Empecé con un papelito y varios videítos después
fui al piso con Pettinato. Con él me
llevo bárbaro, nos entendemos con la mirada”, dice.
Lo mejor del desafío para
Zulema es la agilidad mental que le demanda ese peloteo al aire, sin red, en un
mano a mano con el ex Sumo: “Todo es rápido y corriendo – dice -, tengo que
pensar rápido porque si no se pasa chiuuuu, y viene otra cosa”.
En la vida personal, a Zulema
y a la abuela sólo las emparenta una característica: “ No soy nada que ver con
esa abuela, porque a esa abuela le gusta todo, el chupi, los hombres; yo soy
tranquila, muy sociable, lo único que tenemos en común es que soy puteadora,
eso sí, no te me cruces con el coche porque…”, bromea.
La actriz dice no haber
recibido críticas, y que por el contrario, cuando le piden saludos y autógrafos
por la calle, o le gritan de los autos,
siempre tira el mensaje de que se trata de un personaje de ficción. “Se arman por ahí unas revoluciones bárbaras
cuando subo a un colectivo – grafica - ; el otro día empezaron a gritar ”la
abuela, la abuela” y todo el mundo se empezó a sacar fotos conmigo, ¡incluso el
chofer!
Toda la onda
Zulema a veces tiene que aprenderse
los textos para los sketches cinco minutos antes de grabar y dice que eso le
viene bien porque le mantiene entrenadas las neuronas. “Este personaje me da muchas alegrías – dice entre
risas -, a esta altura que estoy para
pantuflas y tejido, me surge esto que me sirva para estudiar e improvisar, estoy chocha con la abuela”.
De día, Zulema se pasea como una
lady por Villa Crespo. Hace sus cosas,
estudia teatro, asiste a seminarios. De
noche, cuando la luz del estudio de televisión cambia las penumbras por una
fiesta meteórica en la que todos andan como locos, ella se sienta al fondo de
la escena y aguarda paciente el pie que le permita opinar desde un lugar
siempre políticamente incorrecto. Pero
nada está librado al azar en al cabeza de la actriz, y sabe muy bien dónde está
parada: “A los chicos cuando se sacan la foto o me piden que les grabe saludos
con el celular, les insisto en que hacer eso no está bien, que es un personaje”. – O sea que no consumís. - Mirá, pelotudo, nunca consumí, y vos sos un
careta.
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