domingo, 9 de agosto de 2015

Participaciones - ZULEMA GALPERIN

Zulema Galperín participó durante 1997 del taller de Entrenamiento Teatral dictado en el Teatro Regio, espacio que funcionó como centro cultural solamente dos cuatrimestres durante ese año, y luego sus talleres fueron absorbidos por el Circuito Cultural Palermo Chacarita, hoy llamado Centro Cultural Tato Bores.
 
 
 
A poco tiempo de darle un giro a su vida, lista para transitar las asignaturas pendientes, se incorpora al taller con el deseo de iniciar una nueva carrera como actriz.  La felicitamos por tantos logros y compartimos un pequeño tráiler de sus trabajos como actriz
 
 
La Abuela Cocainómana, es el personaje que la hizo popular dentro del ciclo televisivo de Sebastíán Préstico "De Presta Show".
 
 
Entre sus trabajos teatrales, figuran Fango Negro (un policial que se jugaba dentro de un colectivo) y Motivos para Levantarse por la Mañana.
 
Transcribimos un reportaje que le hizo el diario  la Voz del Interior, por la repercusión de su personaje.
 
La voz del Interior.
 
Dura de Domar
Con casi 80 años, Zulema Galperín supera la prueba de la TV en vivo con la abuela cocainómana, una octogenaria políticamente incorrecta que sale al aire y sin red con Roberto Pettinato. 
Con casi 80 años, Zulema Galperín supera la prueba de la TV en vivo con su personaje, una abuela incorregible. 
 
No hace mucho, un amigo le preguntó a Zulema: - ¿Pero vos consumís droga de verdad en televisión?  -   ¿Pero vos sos boludo? – contestó ella.  ¿Cómo vas a pensar eso en serio? 
 
La confusión radica en el personaje que Zulema interpreta todas las noches en el programa Duro de Domar, en el que hace de una abuela con adicción a la cocaína. 
 
El tiempo en televisión es tirano y, para ajustarse a esa cronometría de crueldad, los programas suelen tener ritmos vertiginosos.  En ese aquelarre de histerias contrarreloj, tal vez uno de los productos más acelerados sea el que conduce el eléctrico Roberto Pettinato, rey indiscutido de la verborragia y la rapidez mental.  El formato del ciclo se vale de una aplicación quirúrgica de efectos de sonido que acentúan la intervención de los panelistas y de un catálogo de personajes bizarros que intervienen de distinta manera. 
 
Desde hace un tiempo, uno de esos personajes que interactúan con el conductor de manera intermitente es Zulema, la señora mayor que cada tanto agacha la cabeza y esnifa un polvillo blanco de una bandeja: la “abuela cocainómana”. 
 
Con casi 80 pirulos, Zulema Galperín va camino a convertirse en una figura de culto.  La abuela cocainómana es intolerante, desfachatada y no tiene pelos en la lengua.  Toda vez que el conductor le pide una reflexión, la abuela puede salir con cualquier cosa.  Eso, mientras alinea prolijamente la sustancia en una bandeja con una tarjeta de crédito. 
 
Vieja careta 
 
El personaje que compone Zulema nació en otro espacio del programa, craneado por el multifacético Sebastián Presta, el muchacho que es una usina de ideas que hoy por hoy bien podrían funcionar como un programa aparte. 
 
“El personaje surgió – cuenta la abuela – porque un chico que es un desastre no es novedad, en cambio una abuela que se supone que teje calcetas en este estado, no es para nada común.  Yo me divierto muchísimo haciéndolo, tengo que hacer un esfuerzo para no reírme, porque se supone que soy malhumorada.  Pero voy a cumplir 80 y me siento bárbara, una tienen que tener proyectos.  Me tiraron las cartas y salió que tengo genes de adolescente, debe ser eso”, resume. 
 
Zulema se dedica hace veinte años a la actuación, pero este es el primer papel con protagonismo marcado en televisión que le ha tocado interpretar.  Antes de actuar, la abuela fue secretaria de tres integrantes de la familia de Daniel Scioli, en un negocio de artículos del hogar que la familia del deportista devenido político tenía en Villa Crespo.  Pero su inclinación por las artes andaba dando vueltas: su hija es bailarina y su hijo fotógrafo.  “Al principio estaban todos horrorizados con el personaje – relata – fue muy cómico, después de nos divertimos.  Aunque a veces me hacen decir cada cosa y en cada situación...  Los otros días tuve que hacer una escena con un señor que había tomado viagra y whisky, ¿te imaginás?
 
Abuela coca
 
Zulema se reconoce gran observadora, tanto para copiar los hábitos de los jóvenes como de los viejos, con quienes se identifica.  “En el programa me dan un guión pero yo aparte observo mucho, como caminan las viejas ¡por qué yo no me siento así!  Todo eso me ayuda a componer el personaje”, confiesa.
Zulema llegó al programa de la mano de una amiga que ya había participado en algunos sketches de “Préstico” (bloque a cargo de Sebastián Presta).  Buscaban una señora mayor que fuera “puteadora”.  En eso si me parezco al personaje – reconoce -.  Empecé con un papelito y varios videítos después fui al piso con Pettinato.   Con él me llevo bárbaro, nos entendemos con la mirada”, dice. 
 
Lo mejor del desafío para Zulema es la agilidad mental que le demanda ese peloteo al aire, sin red, en un mano a mano con el ex Sumo: “Todo es rápido y corriendo – dice -, tengo que pensar rápido porque si no se pasa chiuuuu, y viene otra cosa”. 
 
En la vida personal, a Zulema y a la abuela sólo las emparenta una característica: “ No soy nada que ver con esa abuela, porque a esa abuela le gusta todo, el chupi, los hombres; yo soy tranquila, muy sociable, lo único que tenemos en común es que soy puteadora, eso sí, no te me cruces con el coche porque…”, bromea.
 
La actriz dice no haber recibido críticas, y que por el contrario, cuando le piden saludos y autógrafos por la calle, o  le gritan de los autos, siempre tira el mensaje de que se trata de un personaje de ficción.  “Se arman por ahí unas revoluciones bárbaras cuando subo a un colectivo – grafica - ; el otro día empezaron a gritar ”la abuela, la abuela” y todo el mundo se empezó a sacar fotos conmigo, ¡incluso el chofer!
 
Toda la onda 
 
Zulema a veces tiene que aprenderse los textos para los sketches cinco minutos antes de grabar y dice que eso le viene bien porque le mantiene entrenadas las neuronas.  “Este personaje me da muchas alegrías – dice entre risas -,  a esta altura que estoy para pantuflas y tejido, me surge esto que me sirva para estudiar e  improvisar, estoy chocha con la abuela”. 
 
De día, Zulema se pasea como una lady por Villa Crespo.  Hace sus cosas, estudia teatro, asiste a seminarios.  De noche, cuando la luz del estudio de televisión cambia las penumbras por una fiesta meteórica en la que todos andan como locos, ella se sienta al fondo de la escena y aguarda paciente el pie que le permita opinar desde un lugar siempre políticamente incorrecto.  Pero nada está librado al azar en al cabeza de la actriz, y sabe muy bien dónde está parada: “A los chicos cuando se sacan la foto o me piden que les grabe saludos con el celular, les insisto en que hacer eso no está bien, que es un personaje”.  – O sea que no consumís. -  Mirá, pelotudo, nunca consumí, y vos sos un careta.
 
 
  
 

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