lunes, 4 de junio de 2012

Escribiendo el Cuentito

En los últimos tiempos se ha dado en la región un especial interés de los actores por escribir teatro, ya sea motivados por la necesidad de evitar el costo inherente al autor a la hora de solicitar los derechos para usar su obra, o por la necesidad de adaptar un texto a la cantidad de gente que tiene la compañía teatral, otras veces porque no encuentran la obra que traten los temas que quisieran representar y finalmente, porque los talleres de teatro promueven la actividad desde la improvisación y la búsqueda de la actuación desde la poética personal pero en ese proceso muchas veces no se alcanza con rigurosidad a darle forma espectacular al material que se rescata.

De pronto surge la pregunta, ¿cómo se escribe una obra de teatro? Y entonces comienza el recorrido por los libros que expliquen la fórmula.  Porque lo que se busca es una fórmula que simplifique el esfuerzo y les permita cumplir su objetivo que es actuar.  Los primeros libros que se encuentran son los vinculados la construcción del guion de cine, y los formatos para televisión.  Pero también en los últimos años han podido encontrar, varios libros en donde autores consagrados escriben acerca de sus fuentes de inspiración, o sus métodos y en algunos casos también con sus consejos.  Con mucha frustración, leyéndolos se enteran de que no hay fórmulas, o por lo menos, que la fórmula es personal y debe encontrarla cada uno.


Desde nuestro punto de vista, no es tan así, el interés por establecer una preceptiva teatral no es nuevo.  Hemos comentado en otros artículos – “A Escribir” y “El Valor de la Palabra” – que Aristóteles (384 AC – 322 AC)  ya en ese entonces, expresaba en su “Poética”, el arte de escribir tragedia griega,  Además, si revisamos cada movimiento artístico, podríamos rescatar, a algún autor que directa o indirectamente explica los detalles técnicos de la producción de su época.  Y que a inicios del siglo XX, los formalistas rusos, que también buscaban “la fórmula para escribir”, para “hacer literatura”, obtuvieron conclusiones.  Diríamos que a cada obra, le corresponde una fórmula, quizás el desafío sea encontrar a cual fórmula corresponde.   Hemos explicado también que cuando se escribe con fórmula, se nota y entonces, la obra pierde fuerza.  Pero cuando estamos perdidos y necesitamos encontrar una respuesta para que nuestro trabajo avance, comparase con las fórmulas, ayudan a obtener el resultado deseado. 

Usualmente, la primera necesidad, es que la obra se entienda, que el público pueda tener su historia. Más adelante vamos a hablar de las preceptivas que podemos tener a mano, pero antes tenemos que hacer una aclaración y hablar del “Cuentito”, como lo llaman despectivamente los dramaturgos.

Hasta la aparición del Cinematógrafo, a finales del siglo XIX, la función del teatro era la de contar una historia en 3D y en vivo.  Este era el único arte que podía hacerlo. Las otras posibilidades de acceder a un cuento o historia era a través de las baladas cantadas por los trovadores o de la épica escrita.  Todo este proceso lo explica muy bien Mauricio Kartún en su artículo “El Cuentito” publicado en Revista Teatro XXI (1995) y luego recopilado por Jorge Dubatti en “Escritos 1975-2005”, de  Editorial Colihue para su colección Praxis Teatral.  Pero con la aparición del cine, la posibilidad de ver un cuento o una novela fue ampliamente superada.  Más tarde la aparición de la televisión lo hizo algo de todos los días, así el teatro, perdió interés y por su puesto: público.  Fue la hora entonces de renovarse.  Según el autor, reunió y robó a todas las demás artes y se reinventó despreocupándose del “Cuentito” y enfocándose en la posibilidad de transmitir sensaciones a partir de la poesía.

Entonces tendríamos que separar a los formatos que ayudan a contar el Cuentito de aquellos que lo superan. 

Considerando que hasta el final del siglo XIX, el teatro contaba historias, la preceptiva de cada movimiento artístico es una ayuda importante.  Para el teatro del siglo XX en adelante tendremos que ir más despacio.

Veamos un poco como armar el Cuentito.  No en vano le dicen el cuentito, ya que las obras de teatro que responden a este paradigma comparten con el Cuento Literario algunas características que le son intrínsecas y que en muchos casos también le permiten diferenciarse de la novela.

Sin ahondar mucho en la Teoría del Cuento, que seguramente será tema de otro artículo, podemos nombrar algunas de estas características:
  • Es un relato breve, que puede ser abarcado en una sola sentada (una lectura sin interrupción).
  • Siempre presenta una historia de ficción, aunque su origen sea un suceso de la realidad, puesto que al darle un formato, un estilo, siempre se termina ficcionando.  
  • El número de personajes es reducido, y generalmente se enfoca en la acción de uno, el principal.  (Es el Plot de un Personaje)  
  • El Cuento recrea situaciones, con una trama enfocada en el desarrollo de esas pocas situaciones, abordando un clímax y desenlace final rápido; en contraposición con la novela que trabaja sobre el desarrollo de personajes, su psicología, recreando mundos, presentando “cabos sueltos”.  
  • El cuento es una acción cerrada, con una estructura clara de “Presentación, Nudo y Desenlace”
  • Se dice que el cuento necesita Tensión, Ritmo, Imprevistos y Sorpresas dentro de la lógica de Causa-Efecto de los acontecimientos, sin relegar Conflicto, Unidad y Continuidad.   

Si no hubiésemos dicho que se trataba del Cuento, podríamos decir que son características claras  de las Obras de Teatro.

Generalmente se parte de una situación inicial, en donde un personaje o un grupo de personajes, debido a una acción, necesita generar un cambio a la realidad imperante, para lo cual deberá enfrentarse a quienes no desean que las cosas cambien.

La forma más grafica de verlo, es la construcción de historietas.  Las màs conocidas, las publicadas en las últimas páginas de los periódicos constan casi siempre de cuatro viñetas, como por ejemplo: Clemente”, “Mafalda”, “Diogenes y el Linyera”, e “Inodoro Pereyra…” (aunque ésta a veces se extendía tanto como la página), entre las más populares. Llevando adelante la estructura de presentación en la primera viñeta, el nudo en las segundas dos y el desenlace en la cuarta.


Otras se reducen a un solo cuadro, como las de Maitena y sus “Mujeres Alteradas”.  En este último caso la protagonista de turno de la tira, hacia el planteo en el globo de su texto y la coprotagonista daba el remate en su propio globo, mientras el resto de la gráfica completaba el ambiente, generalmente mostrando la acción que desarrollaban mientras hablaban. 


La “Presentación” o “Primer Acto” como también se le dice, abarca, la situación inicial, el lugar donde se hallan los personajes, desarrollando sus acciones autónomas y donde se producirá el evento que genere el conflicto.  Todos los personajes de la historia deben estar planteados aquí, aunque aparezcan con posterioridad, de manera que no haya situaciones que obliguen al espectador a “recalcular” la historia.  Se supone que aquí, ya hay pistas del desenlace.

La preceptiva establece que antes del principio no hay nada que interese a la historia que se va a exponer.  Dando por descontado una unidad de objeto, de manera que ninguna situación puede ser suprimida ni agregada para contar lo que se pretende contar.

El principio termina cuando se revela "el conflicto", "la amenaza" o "la carencia", que da inicio a la peripecia del personaje, en su derrotero por reponer la historia a su momento original o para revertirla a su favor. De esta manera empieza el nudo, en donde se construirá la trama: el relato de todos los sucesos que atravesarán los protagonistas para llevar adelante sus deseos y también las situaciones que llevaran adelante la persona o el grupo que desee impedirles que lo cumplan. 
Luego de llegar al punto de climax, o momento de mayor intensidad de las emociones, sobreviene el final en donde se cierran todas las historias abiertas, sin dejar cabos sueltos.

Se sugiere entonces que quienes deseen escibir bajo esta modalidad, planteen en un párrafo breve, de que trata la historia que se pretende contar.  Plantear el conflicto, luego plantear el final, después pensar como empezaría y unir esa acción o imagen inicial con la final, escribiendo en tiempo presente y en tercera persona.  Es muy importante plantear el final, porque cuando se deja avanzar la historia, después se torna complicado encontrárselo.  El tiempo verbal va a obligar a que las acciones de los personajes aparezcan.

En cine se utiliza lo que llaman ESCALETA o PLOT.
Esto es el establecimiento de una ruta de los acontecimientos de la Fábula.  Es una lista de las escenas, previamente ordenadas en forma cronológica, y muchas veces en forma de fichas, en donde cada ficha esta numerada y tiene un título y un pequeño desarrollo de lo que sucede en la escena, los personajes que participan y cuáles son las acciones o textos críticos que deben ejecutarse o decirse.  Estas fichas luego pueden reordenarse, alterando el orden inicial, para mejorar el ritmo, otorgar suspenso o beneficiar de alguna manera el relato.  Puede tener también algunos detalles técnicos para ser utilizados a la hora de filmar, como puesta de cámaras, objetos indispensables o si la escena se desarrolla en interior o exterior de día o de noche.

Equivaldría a establecer los pasos del cuento, tal como lo explicamos cuando hacemos narraciones.

Para ver en detalle, los consejos para escribir una historia exitosa, sugerimos leer alguno de los libros escritos por Syd Field, un funcionario de una productora de cine en Hollywood cuya trabajo era seleccionar buenos guiones para llevarlos a la pantalla grande.  Seguramente será el tema de algún próximo artículo.


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