Gotthold Efraim Lessing |
La dramaturgia, es la acción de otorgar una estructura conjunta y coherente a una idea o texto literario y al trabajo de los actores en la escena, para que se convierta en espectáculo teatral.
El término se aplica también al conjunto de la producción teatral de un autor (poética), o de un conjunto de autores cuando estos se encuadran en una época, estilo o movimiento artístico.
Partimos de la base de que el Teatro no es un género literario. El Teatro es una experiencia efímera, única e irrepetible que se produce durante la representación del “artefacto”.
Llamamos artefacto a una representación individual de la obra, o sea de una función de la obra. De esta manera una temporada teatral está compuesta de varios artefactos, uno por cada vez que esta se representa.
Por otro lado, el texto de esa misma obra cuando ha sido publicado, es una obra literaria, mientras permanece en el libro, pero que abandona la Literatura cuando es representado. De esta manera, concluímos que el Teatro no ha sido concebido para ser leído, en la soledad del lector, sino para ser vivido a través de la experiencia teatral, esa relación que se produce entre actores y espectadores al representarse el artefacto.
El idioma alemán es el único, que tiene una palabra para quien escribe la obra, el autor, - Dramatiker - y otra para quien la organiza en el espacio para su representación, Dramaturg.
Se considera que el primer
Dramaturgo fue Gotthold Efraim Lessing, autor de la Dramaturgia de Hamburgo, en
1767, aunque la preocupación de analizar estructuras y crear preceptos para
escribirlas, es bastante anterior y nos podemos remontar a la Poética de
Aristóteles (siglo IV AC) o el Proemio a la Propalladia de Bartolome Torres
Naharro (1517).
Lessing, como Dramaturgo del
Teatro Nacional de Hamburgo, tenía entre sus tareas:
Elegir las obras que se iba a
representar durante la temporada teatral, traducir y/o adaptar textos según la
conveniencia de los públicos a quien iba dirigida la obra, investigar y
documentarse sobre el autor y la obra, y a veces redactar el programa de mano,
también tenía a su cargo tareas administrativas como la contratación del
talento, a veces adelantándose al proceso de casting. También se dedicó a realizar la crítica de
las obras ya estrenadas, cosa que no fue bien recibida por actores y directores
y tuvo que dejar de hacerlo.
En la actualidad a las tareas realizadas por Lessing, se suma la de intervenir como observador critico en los ensayos como el responsable de extraer las articulaciones de sentido que revelan cierto marco social, político, etc en el que las obras se inscriben.
Transcribimos a continuación los conceptos de Dramaturgia, Dramaturgia
Clásica y Análisis Dramatúrgico del “Diccionario de Teatro – Dramaturgia,
estética, semiología –“ de Patrice Pavis
- Buenos Aires – Paidós – 2008 – ISBN 978–950–12–7500–1
Dramaturgia
(Del griego dramaturgia, componer un drama).
I. Evolución de la noción
A. Sentido original y clásico del
término:
Según Littre, la dramaturgia es el “arte de la composición de obras
teatrales”.
1.- La dramaturgia, en su sentido más general, es la técnica (o
ciencia) del arte dramático que busca establecer los principios de construcción
de la obra, ya sea inductivamente, a partir de ejemplos concretos, o
deductivamente, a partir de un sistema de principios abstractos. Esta noción
presupone la existencia de un conjunto de reglas específicamente teatrales cuyo
conocimiento es indispensable para escribir una obra y analizarla
correctamente.
Hasta el período clásico, la dramaturgia, a menudo elaborada por los
propios autores (véase, los Discursos de Corneille y la Dramaturgia de Hamburgo
de Lessing, etc.) tenía como propósito descubrir reglas, e incluso recetas,
para componer una obra, y dictar las normas de composición a los dramaturgos
(ej.: la Poética de Aristóteles, la Práctica teatral de D’Aubignac, El arte
nuevo de hacer comedias de Lope de Vega).
2.- J. Scherer, autor de una Dramaturgia clásica en Francia (1950),
distingue la estructura interna de la obra –o dramaturgia en sentido estricto-
y la estructura externa- vinculada a la (re)presentación del texto: “la
estructura interna (...) es el conjunto de elementos (...) que constituyen el
fondo de la obra; es lo que constituye el asunto para el autor, antes de que
intervengan las condiciones de elaboración. A esta estructura interna se opone
la estructura externa, que es siempre una estructura pero constituida
principalmente por formas, y formas que ponen en juego las modalidades de la
escritura y de la representación de la obra” (Scherer, 1961).
La dramaturgia clásica busca los elementos constitutivos de la
construcción dramática de todo texto clásico: por ejemplo, la exposición, el
nudo, el conflicto, el final, el epílogo, etc.
3.- La dramaturgia examina exclusivamente el trabajo del autor, sin
preocuparse directamente por la realización escénica del espectáculo; esto
explica cierta desafección de la crítica actual por esta disciplina, al menos
en su sentido tradicional.
B. Sentido brechtiano y
posbrechtiano:
A partir de Brecha y de su teorización sobre el teatro dramático y
épico, parece haberse ampliado la noción de dramaturgia, considerándola:
1.- La estructura a la vez ideológica y formal de la obra.
2.- El vínculo específico de una forma y un contenido en el sentido en
que Rousset define el arte, “que reside en esa solidaridad de un universo
mental y de una construcción sensible, de una visión y de una forma” (1962).
3.- la práctica totalizante del texto puesto en escena y destinado a
producir cierto efecto en el espectador. De este modo, “dramaturgia épica”
designa para Brecht una forma teatral que utiliza los procedimientos de
comentario y distancia narrativa para describir mejor la realidad social
considerada y contribuir a su transformación.
La dramaturgia se refiere, en esta acepción, a la vez al texto original
y a los modos escénicos de la puesta en escena. Estudiar la dramaturgia de un
espectáculo es, pues, describir su fábula “en relieve”, es decir, en su
representación concreta, especificar la forma teatral de mostrar y narrar un
acontecimiento.
C. Reutilización de “dramaturgia”
en el sentido de actividad del “dramaturgista”:
La dramaturgia, actividad del dramaturgista, consiste en ubicar los
materiales textuales y escénicos, extraer las significaciones complejas del texto
escogiendo una interpretación particular, y orientar el espectáculo en el
sentido elegido.
Dramaturgia designa entonces el conjunto de opciones estéticas e
ideológicas que el equipo de realización, desde el director hasta el actor, ha
tenido que realizar. Este trabajo abarca la elaboración y la representación de
la fábula, la elección del lugar escénico, el montaje, la actuación, la
representación ilusionista o distanciada del espectáculo. En resumen, la
dramaturgia se pregunta cómo están dispuestos los materiales de la fábula en el
espacio textual y escénico, y según qué temporalidad. La dramaturgia, en su
sentido más reciente, tiende pues a superar el marco de un estudio del texto
dramático, para abarcar texto y realización escénica.
II. Problemas de la dramaturgia
A. Articulación de lo estético y
lo ideológico:
La dramaturgia (en los sentidos 2 y 3) examina la articulación de una
forma teatral y de un contenido ideológico. Siempre busca explicar un criterio
formal por una exigencia del contenido y, recíprocamente, muestra cómo cierto
contenido encuentra su forma de expresión específica. Por ejemplo, la
utilización brechtiana de la forma épica abierta significa que el hombre posee
un conocimiento suficiente de los mecanismos sociales para que el resultado de
la obra permanezca suficientemente abierto a varios desenlaces, cuya clave
posee el espectador. Parafraseando a Hegel –(“las verdaderas obras de arte son
aquéllas cuyo fondo y forma se revelan perfectamente idénticos”, citado en
Szondi (1956)- diremos que las mejores dramaturgias son aquéllas donde podemos
separar forma y fondo sin destruir su especificidad.
B. Evolución de las dramaturgias:
La evolución histórica de los contenidos ideológicos y de las
investigaciones formales explican las divisiones que pueden producirse entre
forma y contenido y que ponen en duda su unidad dialéctica. Szondi muestra la
contradicción del teatro europeo de fines del siglo XIX, el cual utiliza la
forma caduca del diálogo como medio de intercambio entre los hombres para
hablar de un mundo donde este intercambio no es posible (Szondi, 1956). Si
Brecht condena la forma dramática, que se presenta como inmutable y productora
de ilusiones, es porque el hombre actual tiene una visión científica de la
realidad social.
C. Dramaturgia como teoría de la
representabilidad del mundo:
Si definimos la dramaturgia como la puesta en forma escénica de un
mundo posible del dramaturgo y del espectador, comprendemos los interrogantes a
veces angustiados de ciertos autores acerca de la posibilidad de representar
teatralmente nuestro mundo actual. En efecto, la dramaturgia y la puesta en
escena no son (o dejaron de ser) automáticamente la puesta en escena de la
ideología. Ésta quizá puede buscarse siempre en la forma (“La ideología
consiste en la forma”, Tretiakov. “La forma es siempre ideología e ideología
eficaz”, Einstein. Citados en: Gisselbrecht, 1971), pero la forma no es siempre
evidente. Sirve más o menos bien a la problemática ideológica y dramática de la
cual se apodera. Brecht, de acuerdo con el marxismo, piensa que “sólo se puede
representar el mundo si se concibe como transformable”. Pero muchos autores han
abandonado en la actualidad toda pretensión de reproducir la imagen de la
realidad social a través del teatro, lo cual por lo demás ni siquiera les
preocupa.
D: Formas de la dramaturgia:
La “filtración” de la ideología en la dramaturgia utiliza sin duda
todas las formas posibles que oscilan entre lo particular y lo general. Una
dramaturgia de lo particular entrega imágenes en bruto, casi no transpuestas de
la realidad reproducida en sus ambigüedades y su riqueza. Una dramaturgia de lo
general, en cambio, interpreta la realidad para entregar los principios
fundamentales, sin que el recurrir a la experiencia propia de cada espectador
sea siempre posible.
Otra distinción operatoria (de origen brechtiano) es la de: 1/ una
dramaturgia “épica” que no oculta la situación de comunicación y de
representación, provocando de ese modo la denegación de todo mundo
representado; 2/ una dramaturgia “dramática” fundada en la creación y en la
ilusión de un referente ficticio a partir de la escena.
E. Dispersión y proliferación de
dramaturgias:
Para quien ya no dispone de una imagen global y unificada del mundo, la
reproducción de la realidad a través del teatro permanecerá obligatoriamente
fragmentaria. Ya no se pretende elaborar una sola dramaturgia que agrupe
artificialmente una ideología coherente y una forma adecuada. Incluso ocurre
que una misma representación apele a varias dramaturgias. (El espectáculo ya no
se basa en sólo la identificación o la distanciación; incluso ciertos
espectáculos intentan fragmentar la dramaturgia utilizada delegando a cada
actor el poder de organizar su relato
según su propia visión de la realidad.) Por lo tanto, hoy en día, la noción de
opciones dramatúrgicas explica las tendencias actuales mejor que la de una
dramaturgia considerada como conjunto global y estructurado de principios
estético-ideológicos homogéneos.
Dramaturgia clásica
1.- Históricamente, la dramaturgia clásica se elabora (en el caso de
Francia) entre 1600 y 1670. J. Scherer (1950) distingue un período arcaico
(1600-1630), un período preclásico (1630-1650) y un período estrictamente
clásico (1650-1670).
2.- No obstante, la expresión dramaturgia clásica ha pasado a designar
un tipo formal de construcción dramática y de representación del mundo, así
como también un sistema autónomo y lógico de reglas y leyes dramáticas. Las
reglas impuestas por los eruditos y por el público del siglo XVII se
transformaron en un conjunto coherente de criterios distintivos de la acción,
de las estructuras espacio-temporales, de lo verosímil y del modo de
presentación escénica.
3.- La acción se limita y se unifica en torno a un acontecimiento
principal, donde todo tiene necesariamente que converger al establecimiento y a
la resolución del nudo del conflicto. El mundo representado debe ser esbozado
dentro de ciertos límites bastante estrictos: una duración de veinticuatro
horas, un lugar homogéneo, una presentación que no afecte ni el buen gusto, ni
el decoro ni la verosimilitud.
Este tipo de dramaturgia, por su misma coherencia interna y su
adaptación a la ideología literaria y humanista de su época, se mantuvo hasta
las formas posclásicas (Marivaux, Voltaire), y sobrevive en el siglo XIX en la
pièce bien faite y en el melodrama, y en el siglo XX en la comedia ligera o la
telenovela. A partir del momento en que este modelo se fija en una forma
canónica (cuando el análisis psicosocial del hombre en ese mismo momento era
renovado por las ciencias humanas), este modelo dramático impidió toda
innovación formal y toda aprehensión nueva de la realidad. No es pues
sorprendente que sea totalmente rechazado por las nuevas estéticas: en el siglo
XIX por el drama romántico (aunque éste continúe bebiendo de las fuentes del
modelo que rechaza), y a comienzos del siglo XX por los movimientos
naturalista, simbolista o épico.
4.- La noción de dramaturgia clásica sólo atañe parcialmente a la de
forma dramática, forma cerrada, teatro aristotélico, pièce bien faite. La
frecuencia y persistencia de su empleo probablemente se explica por la gran
influencia normativa que el teatro francés del Gran Siglo ejerció en la
historia teatral.
Dramatúrgico (análisis...)
[Dramaturgismo]
I. Del texto a la escena
Tarea del dramaturgista, pero también de la crítica (al menos en
ciertas formas penetrantes de esta actividad), que consiste en definir los
rasgos específicos del texto y de la representación. El análisis dramatúrgico
intenta iluminar el paso de la escritura dramática a la escritura escénica:
“¿En qué consiste el trabajo dramatúrgico sino en una reflexión crítica acerca
del paso del hecho literario al hecho teatral?” (Bernard Dort, 1971)
II. Trabajo en la constitución
del sentido del texto o de la puesta en escena
El análisis dramatúrgico examina la realidad representada en la obra:
¿Qué temporalidad? ¿Qué espacio? ¿Qué tipo de personaje? ¿Cómo leer la fábula?
¿Cuál es el vínculo entre la obra y la época de su creación, el vínculo con la
época representada y la actualidad? ¿Cómo interfieren estas historicidades?
El análisis explicita los “puntos oscuros” de la obra, clarifica un
aspecto de la intriga, escoge una concepción particular o, por el contrario,
ofrece diversas interpretaciones. Debido a la preocupación por integrar la
perspectiva del espectador establece puentes entre la ficción y la realidad de
nuestra época.
III. Necesidad de esta reflexión
Desde el momento en que hay una puesta en escena, se estima que
necesariamente existe una labor dramatúrgica, incluso (y sobre todo) si ésta es
negada por el director en nombre de una “fidelidad” a la tradición, de la
determinación de seguir el texto “al pie de la letra”, etc. En efecto, toda
lectura y, a fortiori*, toda representación de un texto, presupone una
concepción de las condiciones de enunciación de la situación y de la interpretación
de los actores, etc. Esta concepción, incluso embrionaria o poco imaginativa,
es ya un análisis dramatúrgico.
IV. Entre semiología y sociología
Este análisis sobrepasa la descripción semiológica de sistemas
escénicos puesto que se pregunta, de manera pragmática, lo que el espectador
recibirá de la representación, cómo desemboca el teatro en la realidad
ideológica y estética del público. Concilia e integra una perspectiva global,
una visión semiológica (estética) de los signos de la representación, y una
encuesta sociológica acerca de la producción y de la recepción de estos mismos
signos.
*A fortiori, según Wikipedia
recuperado el 25 de noviembre de 2021, es una locución latina que significa
‘con mayor motivo’. En lógica se usa esta expresión para referirse a una forma
de argumentación por la que se saca una consecuencia de una cosa en vista de la
conclusión que se sacó de otra, para la cual había menor motivo. Por ejemplo,
si el que roba es condenado, a fortiori será condenado el que mata.
Es el grado inmediatamente
superior al a pari, en que la conclusión se formula con igual fuerza en los
términos comparados y difiere solo materialmente a necessario; la ilación a
fortiori indica simplemente exceso de razón, de fuerza y la a necessario expresa
la intrínseca ligadura de la conclusión y la premisa, que es para aquella lo
que la causa necesaria es a su efecto o el principio a lo derivado de él. Como
estas otras formas, se funda en los conocidos axiomas de las escuelas dictum de
omni, dictum de singulis sub eis contentis (quod extensionem); dictum de nullo,
dictum de singulis (quod extensionem et comprehesionem), que aplica con el
indicado exceso de motivo.
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