El teatro occidental, nace en
Grecia aproximadamente seiscientos años antes de Cristo, en el marco de las festividades del Dios Dioniso – que
representaba la encarnación de las fuerzas de la
vida, dios de la vendimia y del vino, inspirador a través de ese producto, de
la locura ritual, el éxtasis y la liberación de lo que
preocupa al hombre, siendo la muerte su mayor preocupación. Un personaje que a pesar de ser
reconocido extranjero, se incorporó a la
mitología griega, con estatus de dios.
En Roma su equivalente es Baco.
Los comienzos del teatro están relacionados, como
contábamos en el artículo anterior a la necesidad del hombre de
manifestarse a su Dios, para que le procure protección.
El ritual se organiza en forma de cantos corales
al dios, los llamados Ditirambos.
El Ditirambo era un himno en homenaje a Dioniso,
un canto improvisado y danzado por un
coro de hasta cincuenta
“Satiros” y entre los que se encuentra un Corifeo, o líder del coro.
El extasis se lograba a través
de los cantos y danzas del Coro, que constituyen la esencia del culto al Dios.
Se le reconoce a Tespis los
primeros textos escritos y como consecuencia las primeras representaciones con actores que debían
estudiarlos, terminando así con una etapa en donde fuera
posible que existiera la improvisación de los versos. También se le reconoce la creación del primer
actor (el Hypocrites, el que contesta), permitiendo el diálogo entre este y el
Coro.
Y también, la disposición de
un Coro no zoomorfo, la introducción del prólogo y el parlamento, además de la utilización
de maquillaje de aplicación facial a partir del albayalde (maquillaje blanco) y
borra de vino, como también de máscaras fabricadas en lino.
Muchos años después Esquilo
reduce el coro a un máximo de doce personas e introduce un segundo actor. Pero Sófocles incorpora un actor más, y
amplía el Coro a quince personas.
Ahora habrá hasta tres
personajes en escena por episodio, además del Coro, formado por un Corifeo y
hasta catorce Coreutas.
Tanto las Tragedias como las
Comedias, eran obras musicales, que
involucraban canciones, canto y coreografías.
Lamentablemente no se ha conservado documentación acerca de la música
que se ejecutaba – ni de como eran las danzas – pero se pueden inferir los
climas que se podrían haber logrado a partir del conocimiento de los
instrumentos con los que se hacía.
Los actores eran únicamente
hombres, inclusive cuando caracterizaban papeles femeninos.
La composición del personaje
incluía la utilización de máscaras, medias máscaras, y pelucas – lo que
favorecía la interpretación de varios roles por un mismo actor, la encarnación
de papeles femeninos y la proyección de la voz –, y el calzado de coturnos, una
especie de zapatos con una plataforma que hacía que los actores se elevaran en
forma exagerada, dando un efecto teatral imponente.
Se llegó a utilizar una
maquinaria compleja para la escenografía que permitía desplazar a los actores
por el aire, incluso al coro mismo.
Las representaciones se
llevaban a cabo en Atenas –, en el marco de una competencia: “las Dionisíacas” y
cada autor debía presentar como mínimo un combo que incluía una trilogía de tragedias
y una sátira, todas enhebradas bajo el mismo tema.
El período de las fiestas
religiosas dionisíacas correspondía al invierno – Las Leneas – y al comienzo de
la primavera – Las Grandes Dionisíacas o Antesterias – porque de la celebración
del Dios se esperaba el renacimiento de la naturaleza.
La organización del festival,
auspiciado por el Estado, llevaba todo el año y resultaba una empresa bien
compleja, un tiempo antes de la primera fiesta
se elegían por concurso las obras, se sorteaban los actores y los Coregas, el Corega era generalmente un
ciudadano rico que patrocinaba la producción del espectáculo.
Las manifestaciones rituales
reconocen cuatro géneros, cuya finalidad era afirmar la
continuidad de lo vital: El Ditirambo, El Drama Satírico, La Tragedia y
La Comedia;
El teatro griego abarca un
rango suficientemente amplio de los usos que se le han dado al teatro en toda
su historia, desde su vínculo puramente religioso, hasta el meramente
artístico, atravesando el uso educativo, político y recreativo.
Cuando Frínico incorpora temática
histórico heroica permitiendo un análisis de la realidad humana mas allá de lo
religioso, fue combatido por los sectores conservadores y el cambio tuvo que
esperar a la llegada de Esquilo.
Plutarco en nombre de los
griegos se pregunta ¿Qué lugar tenían Dioniso y los Sátiros entonces?
De esta manera nace el Drama
Satírico, según la tradición, de la mano de Pratinas, quien escribió alrededor
de cincuenta obras, cuya finalidad era preservar los orígenes del culto.
Otro autor de Dramas Satíricos,
es Coirilo, famoso además porque mejoró la indumentaria y los movimientos del
Coro. Lamentablemente no nos han llegado
hasta nuestra época ningún texto completo de ellos. El único completo pertenece a Eurípides y es
El Cíclope.
Según pseudo-Demetrio de Falero, el drama satírico
es una «tragedia que divierte» (Del estilo, 169). Pone en escena un coro
de sátiros, desnudos e itifálicos, dirigidos por Sileno (Silvano para los
romanos) – un Sátiro viejo, gordo y
sabio, dios menor de la embriaguez, preceptor de Dioniso – y enfrentados a un
héroe mitológico, con una estructura similar a la de la tragedia. La escena transcurre siempre en una
naturaleza salvaje.
La Tragedia y La Comedia
pretendían ser representaciones para celebrar el nacimiento, la boda y muerte
del dios del año con la vida, para que se cierre el ciclo debía haber muerte
para luego volver a empezar. La Tragedia
trataba de la muerte y La Comedia de la vida.
La Tragedia se relaciona con
la puesta en escena de los conflictos provocados por la incipiente democracia,
materializando los choques entre los deberes públicos de los ciudadanos y los
designios divinos que muchas veces entraban en pugna de modo irreconciliable.
Tanto en los ritos primitivos
como en la época clásica, Comedia y Tragedia son parte del mismo proceso. La Comedia era una canción sublime que
festejaba el triunfo del dios del año, sus finales coincidían muchas veces en
una boda en tanto que La Tragedia como reverso del proceso era la representación
de la muerte del dios generalmente en un sacrificio.
La Tragedia tuvo su esplendor
durante la paz que medió entre las guerras Médicas, contra los persas y la
guerra del Peloponeso, que marcó el florecimiento de Atenas y todas las artes.
BIBLIOGRAFIA
Aristóteles – Poetica –
Madrid – Editorial Biblioteca Nueva – 2004 –
ISBN 84–7030–785–1
Madrid – Editorial Biblioteca Nueva – 2004 –
ISBN 84–7030–785–1
Prologo de Luciana Delfabro –
Sófocles Tragedias Completas
Buenos Aires – CS Ediciones –
2008
ISBN 978-950-764-287-6
Esquilo – Siete Tragedias
Esquilo
Mexico – Editores Mexicanos Unidos – 1985
ISBN 968-15-0545
Wikipedia
Teatro del Mundo – Canal A
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