Albrecht Dürer, o Alberto Durero en su traducción al castellano, fue uno de los principales artistas del Renacimiento, que logro gozar de fama durante su vida, consagrado ya, antes de cumplir sus treinta años y conservándola hasta nuestros días, influenciando también en la obra de otros grandes artistas de los siglos siguientes.
Fue también un hombre de su época – la costumbre de autorretratarse con frecuencia, es una expresión del antropocentrismo del Renacimiento que compartió con otros grandes pintores – los hechos que lo confirman, se materializan en el interés por la teoría que permitía mejorar los dibujos, preocupado por la perspectiva, las proporciones, las formas, los detalles, los derechos, la divulgación. Escribió sus teorías, que plasmó en dos colecciones de libros, de cuatro volúmenes cada uno, referidos a la medida y a la proporción humana. Su deseo de escribirlos en idioma vernáculo y no en latín, favoreció la difusión del idioma, algo que de alguna manera acompañaba las ideas de Lutero sobre la materia, al traducir La Biblia al alemán.
Su denuncia en Venecia sobre el uso de su monograma por parte del italiano Marcantonio Raimondi en la copia de sus grabados, constituyó un antecedente del derecho de protección de la propiedad intelectual. Si bien sus grabados podían continuar siendo copiados, en el territorio de Venecia, no se podía incluir su “logotipo”, con el fin de diferenciar las obras originales de las copias.
Luchó para que se valorara la actividad de los artistas a la misma altura que la de los filósofos o la gente de ciencia. No estaba tan errado en esto último, ya que siendo la población en su mayoría analfabeta, el dibujo y la escultura transmitían valores de verdad a quienes se encontraban imposibilitados de leer.
Es interesante el origen de su apellido. Su padre Alberto Durero el viejo, (1427-1502) era un orfebre húngaro originario de Ajtós, junto a la ciudad de Gyula, que al emigrar a Núremberg, tradujo su apellido primero a “Turer” y luego al dialecto local “Durer”, su significado es “fabricante de puertas” y el escudo de familia tiene entre sus motivos, una puerta. Quizás su hijo, que no tuvo descendientes haya sido la puerta a los grandes cambios.
Nacido el 21 de Mayo de 1471, su padre fue su primer maestro. Sus increíbles condiciones para dibujar le permitieron ingresar a los quince años al taller de Michael Wolgemut, y gracias a ello, pudo participar, en 1493, en la impresión de “Las Crónicas de Núremberg”, de Hartmann Schedel, uno de los libros incunables más preciados, editado en dos versiones, una en latín y otra en alemán, preparadas en forma simultánea, donde se cuenta la historia universal siguiendo a La Biblia y que contiene el primer mapa de Alemania.
Al finalizar sus estudios inicia un viaje, con la intención de sumarse al taller de Martín Schongauer en la ciudad de Colmar, sin saber que este había fallecido un tiempo atrás. Sus hermanos le aconsejan que se dirija a Basilea, donde podía encontrar trabajo. Y es ahí, donde lo contratan para la edición de “La Nave de los Locos” o “La Nave de los Necios” de Sebastian Brandt, colaborando en la realización de por los menos 75 grabados de los 116 que contiene la obra.
Vuelve a Núremberg para llevar adelante su casamiento, que las familias ya habían concertado, porque en esa época un artista que proyectaba tener un taller debía estar casado. La elegida fue Agnes Frey, hija de un herrero de buena posición económica. Aparentemente la relación conyugal no fue buena, lo que se deduce de la correspondencia que mantenía con su amigo, el abogado y humanista Willibald Pirckheimer y de que del matrimonio no surgieron hijos.
Apenas recién casado, realizó su primer viaje a Italia, sin su esposa. En ese viaje, recibiría las influencias de Andrea Mantegna y Giovanni Bellini, además de asimilar los principios del humanismo. En el camino de regreso se divirtió llevando adelante minuciosas acuarelas, entre la que destaca “El Castillo de Trento”.
Durante los diez años que separaron el primero de su segundo viaje a Italia, se dedicó intensamente a su taller. Así se consolida su maestría técnica en el manejo de la xilografía y el grabado que se manifiestan en la célebre serie del “Apocalipsis”, que lo hicieron muy famoso como también “Baño de hombres”, “Sanson y el león”, “La gran fortuna” y “La caída del hombre”. Basaba su manejo de las proporciones en las teorías de Vitrubio pero además incorporaba detalles de la naturaleza alcanzando gran realismo.
Durero volvió a viajar a Italia entre 1505 y 1507, mientras estuvo fuera, la Fundación de Comerciantes Alemanes le encargó “El retablo de La fiesta del Rosario” y también en esas fechas pintó (en cinco días, según dejo expresado dentro de la propia obra) la tabla “Jesús entre los doctores”. Un par de años después de regresar a Núremberg, compra la casa que hoy es su museo y donde vivió y organizó su taller hasta sus últimos días. Ya en esta época realiza, los retablos: “Para la Iglesia de los Dominicos de Frankfurt del Main”, “Adoración de la Trinidad”, “Adan y Eva” y como siempre números retratos y autorretratos, como también grabados, la serie de “La Pasión”, “La Vida de la Virgen”, “El Caballero, la Muerte y el Diablo”, “San Gerónimo en su Gabinete” y “La Melancolía”. Menos conocidos pero siempre llamativos son su “Rinoceronte” y “La Liebre”.
De sus últimos tiempos son importantes las pinturas “Los Cuatro Apóstoles” que regaló a su ciudad y el “Retrato de Erasmo de Roterdam”, filósofo que lo admiraba y que dijo de él que era el «Apeles de las líneas negras», ya que consiguió crear gamas de sombreado y texturas que lograban imágenes tridimensionales inéditas.
Murió el 6 de abril de 1528, en la ciudad que lo vio nacer. Dejó además una infinidad de material escrito, además de las obras teóricas nombradas más arriba, a las que se dedicó a revisar y corregir, sus diarios de viajes, que incluían las audiencias con la realeza y los detalles de la vida social durante los mismos, y la correspondencia con sus amigos en su mayoría doctos e intelectuales.
Para los artistas alemanes resultaba difícil conciliar su imaginería medieval —representada con ricas texturas, colores brillantes y figuras con gran lujo de detalle— con el énfasis que los artistas italianos ponían en la Antigüedad clásica, los temas mitológicos y las figuras idealizadas. La tarea que Durero se planteó fue la de proveer a sus compatriotas de un modelo con el que pudieran combinar el interés empírico por los detalles naturalistas con los aspectos más teóricos del arte italiano.
FUENTES:
Wikipedia: Alberto
Durero
Recuperado el 19
de mayo de 2021
https://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Durero
Wikipedia:
Crónicas de Núremberg
Recuperado el 19
de mayo de 2021
https://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%B3nicas_de_N%C3%BAremberg
Wikipedia: La
Nave de los Necios
Recuperado el 19
de mayo de 2021
https://es.wikipedia.org/wiki/La_nave_de_los_necios
Fernández, Tomás
y Tamaro, Elena. «Biografia de Alberto Durero». En Biografías y Vidas. La
enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004.
Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/durero.htm [fecha de
acceso: 19 de mayo de 2021].
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