Nacida el 1 de junio de 1903 con el nombre de Marina Esther Traveso, (en algunas biografías y en la placa que conmemora el lugar en donde vivió de pequeña: Defensa 219 - CABA, hoy Museo de la Ciudad figura como “Traverso”) Nini Marshall fue una talentosa artista, recordada por esta generación, principalmente por sus personajes llevados al cine.
Huérfana
de padre a los dos meses de edad, su madre se las arregló para brindarle una
educación que incluyó clases de canto, danza española, teatro, dibujo y pintura
e idiomas. Su sueño era que estudiara
Filosofía y Letras, algo inusual para las niñas en esa época. Pero Marina se casó, con un hombre bastante
mayor que ella y se fue a vivir a La Pampa. Un tiempo después, se separó de su marido –
con quien había tenido a su única hija –
a causa de su ludopatía que los había dejado en la ruina, lo que la impulsó a
trabajar.
En
una época dominada por la radio y las revistas, supo desempeñarse como comentarista,
dibujante y crítica de los principales
folletines que se ofrecían en los kioscos de diarios. Su humor ácido ya se dejaba entrever en sus
artículos que escribía con el pseudónimo de Mitzy.
“Mi
especialidad era un poco tomarle el pelo a la gente de la radio. Tenía una
página de humor a mi cargo, en la que hacía mis comentarios ilustrados con mis
propios monitos, porque también
me defiendo dibujando. Iba, miraba, escribía y dibujaba. Ese acercamiento, más
las clases de canto que había tomado de chica, me permitieron iniciar mi
carrera como cantante.”
Un
año después bajo el pseudónimo Ivonne D´arcy debutó como cantante en “La Voz del Aire”, era el año 1934, pero también alternaba en
otras emisoras, principalmente en Radio Belgrano en donde recitó los textos de
muchas canciones en varios idiomas.
Fue
Josefina Cano Raverot, apodada Pipita, quien conducía “El Chalet de Pipita” por
la Broadcasting Municipal, que le propone interpretar en su programa a Cándida, publicitando productos de limpieza. Más tarde conoce al que será su segundo
marido y diseña su nombre artístico definitivo: NINI como apócope de Marinita, MAR por Marina y
SAL por Salcedo (el apellido de su compañero) y para darle el toque final, le
agrega la H y una L más.
Trabajó
mucho tiempo junto a Juan Carlos Thorry, y de las muchachas que lo esperaban a
la salida de la radio para pedirle su
autógrafo, surgió Catita. El dueño de la tienda La Piedad, les propuso
auspiciar un personaje nuevo, y cuando se lo presentaron, pese a que no pudo
parar de reírse, se negó a darlo porque “Si
nosotros promocionamos a Catita, pierdo a mis clientes: ¡Son todas iguales a
ella!”.
En
1938 le ofrecen ingresar a la industria cinematográfica, algo que ella
rechazaba porque entendía que no tenía la figura que el medio exigía y temía
perder a su público. Finalmente bajo las
órdenes de Manuel Romero, para la productora Lumiton, filma “Mujeres que Trabajan” haciendo debutar
en la pantalla grande a Catalina (Catita) Pizzafrola Langanuzzo, una vendedora
de tienda, que cometía barbaridades con la mayor impunidad.
Luego
vendrían otros éxitos, como “Divorcio en
Montevideo”, “Cándida”, “Casamiento en Buenos Aires” una precuela de “Divorcio en Montevideo”, “Los Celos de
Cándida”, “Hay que educar a Nini”, “Luna de Miel en Rio”, “Yo quiero ser Bataclana”,
“Orquesta de Señoritas”, “Cándida Millonaria”, “Querer y Cerrar los Ojos”, “La
Mentirosa”, “La Mujer sin Cabeza”, y “Carmen”.
Y
con “Madame Sans Gené”, una historia
cómica sobre la lavandera de Napoleón Bonaparte, se hizo la película más
costosa del cine argentino del momento, que incluía decorados pintados por Raúl
Soldi.
Supo
trabajar con grandes elencos. Y también
con debutantes que luego serían grandes estrellas, como Zully Moreno, Pepe
Biondi y las Mellizas Legrand.
Para
esa época entre 1937 y 1956, donde selló su poética personal, alternaba su
labor en cine con la radio y el teatro.
Realizó junto a Juan Carlos Thorry , giras por los barrios y el gran
Buenos Aires, cantando y llevando sus personajes. También lo hicieron por
distintas ciudades del país, y sumando a Pedro Quartucci salieron a Chile, Perú
y Estados Unidos de Norteamérica.
En teatro realizó “Carrousel de Estrellas” y “Pepe volvió con Música” colaboró en el
diseño de libretos y actuó junto a Pepe Arias.
“Buenos Aires de Seda y Percal”
junto a Mirta Legrand. “La Señora Barba Azul” con producción de
su tercer marido. “Vos que lo tenés, Cuídalo!”, “Recuerdo del Viejo Buenos Aires”,
“Coqueluche”, un gran éxito junto a Thelma Biral, “El Pequeño Marshall-Luz Ilustrado” junto a Jorge Luz. “Una
noche en la Radio”, junto a Carlos Perciavalle y “¿Quién apagó la Radio? Su último espectáculo.
Es
considerada una de las precursoras del Café Concert, por sus presentaciones en
el Gallo Cojo, un local que en los
años setenta, estaba ubicado en el barrio porteño de San Telmo, donde también
se presentaban, Antonio Gasalla, Eda Diaz y otros artistas del under del
momento.
En
1943, fue censurada – como muchos artistas más – por el gobierno de Pedro Pablo
Ramirez, y pasó a integrar las llamadas “listas negras”, por la que le
prohibían así su trabajo en las
radios. En su caso la oficina de
Radiocomunicaciones le notificó las razones: «sus personajes deformaban el
idioma al pueblo argentino, que no tiene capacidad de discernir». Pese a esto en oportunidad del terremoto de
San Juan en 1944, fue convocada por quienes la prohibieron, para obtener fondos
para los damnificados. Más tarde y ante
la imposibilidad de continuar trabajando, hubo de exiliarse en México. En este país, la industria cinematográfica
vivía su momento de oro y ella profundizó su carrera realizando los siguientes
filmes “Una gallega en
México”, “Una gallega
baila mambo”, “Mi campeón”, ”Amor de locura”, “Una gallega en
La Habana” y “Dios los cría”, También y en forma paralela condujo varios ciclos
radiales especialmente en Radio Carve, en Montevideo.
En España filmó "Yo no soy la Mata-Hari".
En
México vivió en la Casa Latinoamericana, un complejo en el que tenía de vecinos
a Hugo del Carril, Imperio Argentina y Libertad Lamarque, con quien forjó una
sólida amistad.
A
la muerte de Eva Perón, quien la proscribiera la segunda vez, regresó al país
en ocasión del casamiento de su hija y el nacimiento de su nieto.
Fue
convocada para la realización de Películas y Programas de Televisión: “Catita es una Dama”, “Cleopatra era Cándida”, “Escándalo en la
Familia”, La novela de un Joven Pobre”, “Vamos a soñar con el amor” y ¡Qué
Linda es mi Familia!
No
actuó en “La Cigarra no es un Bicho”
junto a Sandrini, a expensas de su esposo, por el contenido picante del
libreto. Muchos años después, se separó
de Carmelo Santiago, corría el año 1968
– “poniendo fin a su vida sentimental después de tres matrimonios
desafortunados” – no obstante él fue un eslabón importante en su carrera
profesional ya que había producido durante el exilio dos espectáculos con los
que recorrieron América Latina y España, cuatro películas, cuatro temporadas
teatrales en Buenos Aires, cinco ciclos radiales y televisivos entre muchas
cosas más.
En
1962 grabó para el público infantil un disco titulado Nini Marshall para los
chicos.
En
los mismos años, en televisión, realizó “Cosas
de Mamá y Papá”, en Canal 9 donde además de actuar hizo la adaptación de la
historia. Participó de “Sábados Circulares” de Pipo
Mancera. Protagonizó “El Humor de Niní Marshall” con guiones
propios, donde popularizó la expresión “Analfabestia”.
En
1940 escribió “Y se nos fue… redepente”,
lo estrenó en El Gallo Cojo en los setenta alcanzando más de 1500
representaciones, luego lo llevo a la televisión y una década después edito un
disco.
Durante
su vida recibió innumerables premios y reconocimientos. Y también luego de su muerte.
Su
talento para reproducir los rasgos del habla de distintos sectores sociales o
de colectividades fue un aporte no sólo para el humor sino también para la
investigación filológica. La Universidad
de La Plata
registró el lenguaje de sus personajes con esos fines.
Según
el crítico cinematográfico Claudio España «Catita era dicharachera, arribista,
petulante, convencida de lo que dice y de cómo lo dice. Para ella, el mundo que
la enfrenta está al revés».
Dora
Cerati, que compiló en media docena de compactos históricos programas de radio,
expresó: «A la manera de una Mafalda adulta, Niní sacó a luz una clase social
relegada a la que le hizo decir o ridiculizar lo snob, lo superfluo, pero sin
groserías, sin palabras soeces, sin golpes bajos».
María Elena Walsh la llamó «Nuestra Cervanta» y
explicó que «sólo un prodigioso dominio del idioma le permitió a Niní
descalabrarlo, travestirlo y lanzarlo a las efímeras ondas del éter».
Falleció
el 18 de marzo de 1996.
Personajes
Creo mis personajes observando a la gente,
prestando atención a los pequeños defectos que pueden causar risa. Yo voy a la
peluquería, por ejemplo, y paro la oreja para ver lo que hablan los clientes.
Es increíble lo que pueden decir allí las mujeres: están en los secadores y
como el aparato les tapa las orejas y hace ruido, deben gritar para escucharse.
A gritos cuentan la vida y milagros de todo el barrio. En general, yo
caricaturizo lo que allí se dice, pero a veces ni me hace falta cargar las
tintas, lo mismo en los transportes públicos: generalmente no viajo en ómnibus
porque me reconocen y me miran, y eso me pone muy nerviosa; pero a veces me
pongo los anteojos negros y doy una vuelta para escuchar a la gente. Parece
mentira lo indiscretos que son. Otra fuente muy jugosa es la placita Vicente
López que está enfrente a mi casa; ahí espío a las mucamitas con sus novios y
obtengo expresiones, dichos y situaciones que con sólo repetirlos causan
gracia.
Como
recursos humorísticos, Marshall utilizaba las faltas ortográficas y
gramaticales y ejercía una observación minuciosa de la sociedad de la época,
para luego reflejarlas de forma exagerada en sus personajes que abarcaban todas
las clases sociales. El constante cambio de la «g» por la «j» en las frases
pronunciadas por algunas de sus creaciones fue algo clásico y común en ellos.
Sus personajes eran estereotipos de los habitantes que estaban radicados en la
Argentina desde las primeras décadas del siglo XX, entre ellos los inmigrantes
europeos. Cuando a Marshall se le preguntaba cómo creaba sus personajes,
respondía que era cuestión de observar y oír.
Catalina «Catita» Pizzafrola
Langanuzzo: de origen italiano, era una chismosa impenitente. Su atuendo clásico
incluía ruleros y nunca veía nada bueno en la gente que estaba presente con
ella.
Cándida Loureiro Raballada: humilde y exagerada, era de
origen español. Se desempeñaba como empleada doméstica y siempre defendía la
moral, relacionándose con la solidaridad y la justicia.
Doña Pola: una simpática anciana judía. Era
dueña de la tienda «Los 3 hemisferios» y aprovechaba cualquier ocasión para
hacerle publicidad a su local.
Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos
Sunsuet Crostón: representa a la mujer llena de modismos, costumbres aristocráticas y de
buenas condiciones económicas que residen en Barrio Norte o que aspiran a
pertenecer a la sociedad de clase alta. Incorporaba nuevos códigos al habla
argentina como «podéme» o «tarúpido» y expresaba fonemas como por ejemplo
«depre» y «porsu».
Belarmina Cueio: joven provinciana y empleada doméstica de la Niña Jovita. Algo mentirosa,
torpe y a menudo reprendida por su jefa, que en ocasiones la castigaba
físicamente. Las obligaciones de la vivienda y el cuidado de su loro
conformaban su ocupación. De este personaje, Marshall decía: «surgió en mi
mente en los años en que estuve viviendo en el interior».
La Niña Jovita: acompañada de su loro Romeo, mantuvo siempre su deseo de asociarse con un
caballero que enamore «su corazón ingenuo de dama antigua». Según la propia
Marshall, surgió de la observación de las amigas solteronas de su tía.
Gladys Minerva Pedantoni: era la alumna más estudiosa
de la clase. Desenfadada y vanidosa, obsequiaba regalos a sus maestras y era el
centro de las bromas de sus compañeros.
Doña Caterina Gambastorta de
Langanuzzo: abuela de Catita, viuda cuatro veces. A pesar de tener 90 años y haber
permanecido mucho tiempo en Argentina, conservaba su acento italiano.
Don Cosme: un italiano de voz ronca, papel que
abandonó pronto por consejo de su fonoaudiólogo.
Lupe: una joven mexicana sufrida y
enamorada de su esposo Margarito, ebrio y haragán que la obligaba a trabajar.
La Bella Loli: actriz de varieté pasada de
moda.
Giovannina Regadiera: recreación de una soprano
italiana.
Fruelain Frida: una alemana dueña de un
perro de raza dachshund.
Mingo: hermano travieso de Catita.
Miss Mc Adam: también llamada Bárbara Mc
Adam, fue una refinada señora inglesa considerada una lady que visitaba
México con vestidos y sombreros extravagantes. Fue muy popular su frase:
«¡Beatiful!».
La Loli: una cupletista española excedida de
peso.
Fuente:
Wikipedia
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