El arte del Barroco,
se manifiesta en una gran cantidad de disciplinas. Se desarrolla principalmente en Europa
Occidental y en las colonias americanas.
Ocupa un período comprendido entre las últimas dos décadas del siglo XVI y casi
todo el siglo XVII. Se produce como
respuesta al arte del Renacimiento, - que fue una revalorización de la cultura
clásica nacida en Grecia y Roma – y en medio del movimiento político, llamado
la Contrarreforma, impulsado por la Iglesia Católica y sus aliados para
recuperar a los fieles perdidos a manos de Lutero y Calvino, quienes lideraron
durante el Renacimiento la llamada Reforma de la Iglesia.
La palabra
barroco, puede ser que tenga su origen en el portugués, en donde se usaba para
denominar a aquellas perlas naturales con formas irregulares, imperfectas, amorfas,
(en castellano “barruecas”). Otra
posibilidad, es la derivación de un silogismo de origen aristotélico, “baroco”
que señala una ambigüedad, basada en un débil contenido lógico, permitiendo
confundir lo verdadero y lo falso, y en consecuencia abrir la polémica sobre la
materia de que se trata. Ambas
acepciones son representativas del movimiento que queremos explicar. Podríamos considerar entonces que lo barroco
constituye un superlativo de lo ridículo, en oposición a la pureza de las
formas clásicas.
El concepto
“Barroco”, es bastante más amplio y profundo, pero en este artículo solo nos
concentraremos en lo que se refiere al período de tiempo señalado para dar un
marco que nos permita entender lo sucedido en materia teatral.
El siglo XVII
fue una época de depresión económica, causada por el estancamiento del
comercio, luego de la expansión relacionada al descubrimiento de América, y por
las guerras entre católicos y protestantes.
Depresión acompañada también por una alta inflación, consecuencia de la
inyección del oro proveniente de las colonias y de grandes hambrunas debido a
las malas cosechas de granos y su impacto en el resto de los alimentos. Solo aquellos países que se perfilaban para
transformarse en potencias de ultramar, Inglaterra y los Países Bajos,
obtuvieron ventajas gracias al comercio con Oriente. España pierde la hegemonía política y Francia
se transforma en primera potencia. La
Iglesia Católica y sus aliados llevan adelante la Contrarreforma con el objeto
de recuperar el poder perdido durante el Renacimiento con la escisión llevada
adelante por los Protestantes.
Entonces la
discusión filosófica que se manifestará en todo el arte, transcurre entre la
idea de un universo antropocéntrico
propuesta por el Renacimiento, basada en que el hombre es la medida de todas
las cosas, y la de un universo teocéntrico,
Dios como fundamento y principio del mundo, propuesta por la Contrarreforma. La pasión por la existencia de Dios y el
misterio de la vida contra la sensualidad y la belleza del mundo terrenal y la
ciencia. La esperanza en los milagros o
en la acciones de los hombres.
El arte se
planteará la confusión entre la apariencia y la realidad, entre el engaño y la
verdad. El fin de la verdad revelada, para entrar en el plano
de la verdad demostrada, nos deja en
la difícil tarea de entender al mundo, de descubrirlo a través de nuestra
experiencia. Y el mundo no se revela
fácilmente. Está en permanente cambio,
mantiene una dinámica que no siempre es fácil seguir. La verdad se oculta en la oscuridad o peor aún en la opacidad. Es necesario quitar cada una de las capas que
la cubren, para poder desplegarla.
De esta manera
el teatro planteará situaciones con intrigas complicadas, sosteniendo la idea de
misterio, y el gusto por lo sobrenatural.
Lo que implica un gran despliegue visual, sobrecargado de detalles..
La
multiplicidad de planos, la ostentación y la metamorfosis son los dispositivos de
puesta en escena, que caracterizan al teatro de esta época.
En tanto que
los motivos irán en busca de los deseos del hombre por el control de los
hombres y la naturaleza y el poder de Dios y su justicia.
Comienza a ser
necesaria la construcción de espacios para la representación o salas teatrales
que contengan la maquinaria necesaria que permita sorprender a los
espectadores, para crear la magia del teatro.
Las escenografías sobrecargadas de detalles, de objetos, tantos que casi
se hace imposible abarcarlos todos con la mirada y que intentan crear espacios
superpuestos, “pliegues”, aprovechando el uso de la perspectiva descubierta
durante el Renacimiento. Pero el
dispositivo escenográfico del Barroco es el trompe l`oleil (o trampantojo en
castellano), una trampa para el ojo, que se vale de una técnica pictórica que contemplada
desde un punto de vista hace creer al que lo mira que el fondo se proyecta más
allá del muro o techo en el que se halla pintado o que hay formas que
sobresalen de él.
En el aspecto
teatral se pueden encontrar tres momentos:
El de los
primeros años, más ligado al movimiento manierista, (es un movimiento que surge
a finales del Renacimiento, también llamado Bajo Renacimiento) en donde se
plantea el enfrentamiento entre la filosofía antropocentrista y la
teocentrista, pero en donde finalmente triunfa la visión teocentrista. El
Barroco Canónico, en donde sin perder el eje teocéntrico, el hombre ocupa un
lugar central. Y finalmente el Barroco
de la Contrarreforma que es radicalmente teocéntrico y pretende eliminar el
debate.
Esta época es excesivamente
prolífica, tanto en el arte como en la ciencia, en donde se producen grandes
descubrimientos.
En España el teatro
del barroco se produce dentro del Siglo de Oro Español y en Inglaterra en el llamado
Teatro Isabelino. En Italia, nace la Opera
y la Comedia dell arte. En Francia si
bien está presente, los autores se preparan para dar el salto al Neoclasicismo.
Los géneros que
se inician o prosperan en esta época son:
La Tragedia de
Sangre, donde se pone de manifiesto escenas con contenido truculento, a
diferencia de la tragedia griega en las que estas escenas solo se sugerían.
La Fiesta
Barroca, una sucesión de eventos teatrales de distinto género que se realizaban
en lo que hoy llamaríamos una maratón. La
Pastoral. El Auto Sacramental, una
revalorización de los Misterios y Vidas de Santos del teatro de la Edad Media. La Comedia de Magia, protagonizada por un
mago o un ser sobrenatural capaz de producir efectos que el hombre no puede
realizar. Y El Ballet de Corte, que
ocupa gran cantidad de gente y maquinaria para su puesta. Además de la Opera, que se presenta como la
suma de todas las artes, relacionado al teatro cortesano y la suntuosidad.
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