Aristóteles en su obra la
Poética es el primero que realiza un estudio de la Tragedia Griega, y establece
una preceptiva de cómo se debe escribirlas, da pautas para la realización de la
crítica, opinando cuando una tragedia puede ser considerada buena y cuando no.
Se dice que escribió un libro
sobre la comedia, pero este, lamentablemente, se perdió. Umberto Ecco en “El nombre de la rosa” aporta
una hipótesis vinculada al extravío. De
todas maneras los comentarios que se hacen en la Poética cuando se comparan
Tragedia y Comedia, nos permiten obtener importante información, que se
complementa con el estudio del corpus conservado de la comedia latina.
En la tragedia griega, la
palabra era Acción, ya que lo que se decía era lo que sucedía. No se mostraban las batallas, sino que se
nombraban y eso bastaba para entender que el hecho había sucedido, lo mismo que
las muertes y todas las formas de violencia, se decían que habían sucedido o
que iban a suceder, y esto era suficiente.
No se escribían y por ende tampoco se representaban escenas abyectas. Sí se podían ver los cadáveres luego, pero no
la acción violenta de dar muerte., eso solo se decía en boca del actor.
Una escena abyecta, es tal,
cuando se torna de mal gusto o políticamente incorrecta. Generalmente no es necesario mostrarla para
entender que una acción sucedió. Lo
abyecto, según el diccionario, es sinónimo de despreciable, ruin, y tiene en el
resto del arte principalmente en la plástica, una relación con los humores del
cuerpo humano, con todo lo que el humano despide de su cuerpo y que
culturalmente no forma parte del concepto de belleza clásica.
Es en los albores del Teatro
Isabelino, con el estreno de “La Tragedia Española” de Thomas Kyd, que se
inicia el género llamado Teatro de Venganza, el que abunda en ofrecer al
espectador escenas de violencia, y muerte al por mayor.
Conocemos las comedias
griegas, cuya gran mayoría se ha perdido, gracias a la traducción que los
romanos hacían de ellas para su representación en el teatro latino, que son las
que finalmente se han conservado. Es
importante acá destacar el concepto de Originalidad y Plagio que se manejaba en
la época. Original quería decir para
ellos, volver al origen, contrariamente a lo que pensamos nosotros que un
original se corresponde con una idea novedosa, no abordada por otro hasta el
momento. Ser original entonces era
escribir la misma Fábula ya conocida por todos, pero con versos que sugirieran
imágenes y ritmos inéditos para el espectador.
Encontrar la manera de contar el mismo cuento pero de manera diferente
sin alterar el mensaje de la obra. En
tanto que el Plagio era utilizar algún recurso que ya fuera utilizado por otro
autor latino. Entonces plagiar no era
robarle el tema sino la poética que el autor utilizaba para expresarse.
Ya en el Renacimiento,
Bartolomé Torres Naharro, clérigo, literato y dramaturgo, en su proemio a la “Propalladia”, establece pautas
para la escritura de obras dramáticas, sintetizando su experiencia con el
conocimiento de las preceptivas del teatro grecolatino.
Destacamos entre ellas, la
necesidad de mantener el Decoro,
entendido este como: “…una
justa y decente continuación de la materia, conviene a saber: dando a cada uno
lo suyo, evitar las cosas impropias, usar de todas las legítimas, de manera que
el siervo no diga ni haga actos del señor, et converso.”
Gracias al Decoro,
cada personaje hablará según su género y categoría social, manteniendo una
lógica entre vocabulario y personaje.
Durante el Barroco, en la
Comedia del Arte o Commedia all improvviso, los actores improvisaban en verso de
acuerdo a los “Canovaccio “. Estos eran estructuras
prefijadas de antemano, que indicaban la trama, el lugar, los personajes y el
tiempo de duración que cada escena debía tener. Los Canovaccio se escribían en
retazos de telas (como si fueran repasadores de cocina) que eran colgados entre
bastidores para que los actores pudieran tenerlos a mano entre entradas y
salidas a escena que les permitiera desarrollar el juego sin perderse.
Muchas de estas compañías,
realizaban giras tanto por Italia como a otros países como los actuales
Francia, España, Inglaterra y Alemania.
En todos los casos se debía hablar para transmitir la palabra (en verso)
en el idioma o dialecto del lugar. Hay
un recurso que se utilizaba llamado Gromeló, que a veces se traduce como
murmullo, consistente en hablar entre dientes, sin emplear una lengua concreta
pero dando la impresión de que se dice alguna cosa, nombrando en la oración
palabras claves – que se escuchan claramente, y que en conjunto pareciera que
el personaje se expresa en los tonos correctos.
De esta manera el recurso, juega a destruir el
lenguaje articulado para reconstruirlo en un nuevo sistema que combina,
la gestualidad y la expresión vocal con el relato y por qué no la música.
Ya en los finales del siglo
XIX y comenzando el XX, el Realismo Ruso, aporta con Chejov (bajo la dirección
de Stanislavski) el uso del subtexto, es decir lo que se dice además de lo que
se dice, lo que realmente quieren decir cuando dicen lo que dicen, y también lo
que se quisieran decir pero no lo dicen.
Se abre entonces una nueva dimensión para la palabra y las
oraciones. Los personajes hablan de
filosofía, del tiempo, dicen chistes o narran historias, cuando en realidad les
gustaría hablar de sus pasiones aunque son incapaces de abordarlas, y lo mismo
pasa con sus sentimientos.
Se inicia
entonces lo que llamamos neurosis del personaje, en donde el individuo piensa
una cosa, dice algo distinto de lo que piensa y hace una tercera cosa para que
no se note lo que piensa, ni comprometerse con lo que dice; aunque finalmente
lo que hace está más cerca de lo que piensa.
Unos años más tarde Strindberg
incorporará personajes con claros perfiles psicológicos que llevaran a
expresarse con frases que desnudaran la profundidad de sus traumas.
Harold Pinter, nos plantea el
vaciamiento de sentido contenido en las palabras y oraciones, y también se
apoya en la teoría de que las lenguas impiden la comunicación entre los
humanos. Profundiza de esta manera lo
que no se dice y construye obras en las que todo lo que sucede no está
expresado en las palabras de sus personajes y a veces ni siquiera en las
acciones autónomas que propone. En “El
lenguaje de la montaña” obra que trata sobre la supresión de la lengua kurda
hecha por la represión turca, las mujeres de los presos políticos mientras
esperan que les habiliten las visitas, hablan en kurdo delante de los
represores, de manera tal que estos no entienden lo que ellas dicen, situación
que se traslada de esa manera a la representación de la obra, produciendo el
mismo efecto en el espectador, sin traducción alguna.
Como vemos la palabra ha tenido y tendrá en las obras de teatro, distintos usos y lugares a través a de las épocas. Creen ustedes su propio valor.
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